miércoles, 30 de diciembre de 2015

Recapitulando 2015

Este artículo no pretende repasar el año 2015 de forma general, sino tan solo hacer balance de lo que he publicado en mi blog durante este periodo. Además de a mí, también pueden servir a quien quiera repasar algunas de las entradas por su temática.


Comencé el día 1 de enero Recapitulando 2014, aunque este primer artículo no deba tenerse en cuenta en este resumen, pues pertenece al anterior.

En este 2015 he publicado tres relatos. Llamando a las puertas del cielo, surgió de la rabia interior de que la sinrazón fanática truncara la vida de gentes que creaban con toda libertad, en el atentado del Charlie Hebdo. Crimen horrendo que se vería superado por los atentados de París del 13 de noviembre. Sin palabras. No es necesaria más que una creación artística irreverente para homenajear a los mártires, no de dioses falsos como los de los asesinos, sino de verdaderos valores.

Los colores de la primavera es la cara opuesta al anterior, pues su esencia es el optimismo en un relato breve, cosido de imágenes coloridas. Con el otro, Silencios amargos, obtuve muchas satisfacciones de retorno, pues ha gustado.

Bajo la etiqueta literatura este año he tenido una entrada en la que traté de explicar Qué es la literatura desde mi punto de vista, que se resume en que es una gran mentira que cuenta la verdad.

También he abordado la poesía con San Valentín, que fue un regalo para mi chica, y Somos silencio, un poema comentado y explicado, intentando mostrar el trabajo que llevaba detrás.

He realizado tres reseñas de libros, La huella del hombre pisada, de Rubén Negro, una novela breve, muy actual y bien escrita, El mundo según los abulenses, libro colectivo en el que participo, lleno de tópicos y de sentido del humor, y Un pirata en una tasca, sobre la novela La tasca de los adversarios, de Javier Asenjo, que me sorprendió por dirigirse directamente al lector hablándole de sus miedos y complejos.

La “vida literaria” ha dado mucho de sí este año, gracias al empuje de la asociación “La sombra del ciprés”, que ha tomado cuerpo con la adhesión de muchos nuevos socios. Estas entradas pretenden tan solo dejar constancia de eventos que para mí han sido importantes y cuyo principal aliciente es el reportaje fotográfico. Comencé con la presentación del II encuentro de novelistas, del que me cupo la satisfacción de participar en la rueda de prensa que lo anunció; luego la Semana del libro en Ávila y por fin el gran acontecimiento de la Crónica de una gala anunciada, alusión literaria en la que resumí el evento que organizamos en el Auditorio de San Francisco el 7 de noviembre y en el que logramos traer al último premio Nadal y a personajes mediáticos como Tito Valverde o el Mago More. Todo un éxito a repetir y mucha gente premiada que se lo merecía.

De mi pasión por la narración en imágenes he publicado los capítulos Narrativa Gráfica III y Narrativa Gráfica IV, de los que me siento especialmente orgulloso.

Tan solo una etiqueta este año lleva el epígrafe de viajes, y es el reportaje gráfico que realicé en la Casa de Dalí y Gala en Portlligat.

He hablado de política, exponiendo mi punto de vista y mojándome como siempre, tema al que hay que sumar los artículos etiquetados como reflexiones, que no han dejado de ser también políticos. Así en Los acaparadores, incidí en cómo unos pocos desvalijan a la mayoría de la riqueza del planeta. En Quién crea empleo expuse mi teoría de que el empresario jamás creará empleo, pues solo puede realizarlo el mercado, cuando en él hay dinero, y esta es la médula sistema capitalista. En Las ruedas de molino me despaché contra esos eslóganes en que nos quieren hacer creer, a pesar de su irracionalidad; por ejemplo, que la propiedad de nuestra vivienda debe ser de un arrendador y que debemos conformarnos con alquilarla en lugar de comprarla. Solo los trabajadores, claro. O que debemos fomentar la natalidad en un mundo superpoblado y que todos tenemos la obligación de hablar Inglés. Gilipolleces.

En Cuestión de fe, hablé de la falacia de considerar que esta es una palabra hermosa y brillante, cuando es una de las más horrendas que existen. La fe es un acto volitivo, creemos en los que nos da la real gana, y eso nos lleva a la incomprensión, la violencia y la guerra. No hay más. En Abundando en la fe y en la democracia, insistí en que la democracia consiste en un acto racional por el que logramos que la administración de los bienes comunes dependa de la mayoría, y no en una plutocracia que nos pone por delante la fe, para que les sigamos de forma irracional y suicida. En La “Fiesta del Encuentro”, reivindiqué que los castellanos nos sintiéramos orgullosos de protagonizar la hermandad de dos continentes, en contra de las corrientes que solo ven los crímenes, que por otro lado eran lo habitual de tiempos anteriores y en los que nuestros antepasados nunca fueron destacados paladines.

Concluyo este repaso con el tema que más cerca llevo del corazón, como es la defensa del idioma castellano, al que veo en claro peligro de extinción, y por el que lucharé mientras me quede un poco de razón. En Tocada y ¿hundida? la lengua de Cervantes, expongo todos estos miedos. Un salvavidas para el idioma Castellano, recoge la propuesta de Pablo Gonz, que pretende una escritura fonética, para evitar las dificultades que muchos tienen en escribir correctamente. ¿Será la solución?

En fin, que el 2016 colme todas las esperanzas de la gente de buena voluntad.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Somos silencio

¿Sabremos sobrevivir al
Oxidado silencio
Y a la soledad ferrosa?

Solo somos silencio,
Incierto, inesperado.
Lentamente languidecen las luces
En el enclave
Nocturno.
Con congoja,
Iniciamos inexplicables
Omisiones. Olvidos.

Y, a pesar de saberlo,
Seguiremos silenciosos, solos,
Obviando a quienes nos rodean,
Los cuales habrían de ser la luz refulgente
En nuestro vagar mundano; pero
Después de relegarlos en vida
Acudirán el último día, con el propósito
De llevar flores a nuestro sepelio.
Entonces, y solo en la muerte,
Seremos conscientes de no haber vivido.

Hay personas que no leen poesía por diversas razones. Creo que la principal de ellas es que no la entienden, que no sacan nada en claro y, como no pueden disfrutarla, la dejan de lado. Yo también he encontrado poetas a los que no entiendo y no sé el motivo. O es que no los alcanzo o es que no tienen nada que alcanzar. Daré en todo caso el beneficio de la duda, haciendo evidente con ello mi ignorancia. Yo no me considero poeta, pero es por respeto, ya que veo la poesía como el ejercicio literario más elevado, que concentra en pocas palabras mucho significado, muchas referencias y la belleza intrínseca del lenguaje, de su ritmo y de los sonidos.

Somos silencio.

Dos palabras, el título de un poema, un tema para meditar, pero que poca cosa nos dice, así que leamos. La primera estrofa, de tres breves versos hace una pregunta: ¿sabremos sobrevivir al silencio y a la soledad? Los sustantivos llevan epítetos, oxidado, ferrosa, que nos dejan la lengua con sabor desagradable, metálico y arenoso. Además de la obsesiva presencia del sonido silbante “ese” en prácticamente todas las palabras.

La segunda estrofa expresa asertos, afirmaciones que explican que nosotros, entiéndase los seres humanos, somos silencio, un silencio que nos asalta de repente, inesperado. Le sigue la imagen de la noche, donde se apagan, o languidecen las luces y donde, otra vez nosotros, comenzamos a olvidar. Es decir los seres humanos estamos solos y silenciosos en una noche que nos llega de pronto, donde todo se apaga y nosotros olvidamos. Metáfora de la vida.

Y de ello somos conscientes, “…a pesar de saberlo…”, seguiremos olvidando mientras vivamos. ¿A quién olvidamos? Pues a los que nos rodean. Es decir nuestro silencio vivencial es consciente y voluntario. Nos aislamos de los que nos rodean, los cuales habrían de ser luz que nos ayudase a atravesar el mundo de tinieblas que es la existencia, pero en este camino a ciegas no queremos a nadie al lado. Tan solo aparecerán en nuestra muerte, cuando ya no hay marcha atrás, para lamentar que dejaron de tenernos. Si en el instante de abandonar la vida conserváramos un hálito de razonamiento, nos daríamos cuenta de que no hemos vivido, ya que hemos pasado nuestra existencia de espaldas a los demás. En silencio. Solos.

Se trata además de un acróstico, donde la primera letra de cada verso debería formar un nombre propio, pero en lugar de eso construye un verso más para el poema: “Soy silencio y soledades”. Traduce a primera persona, “soy”, el “somos” del título, haciéndolo más privativo, y complementa el “silencio” con “soledades”, en lugar de “soledad”. El plural da un giro nuevo al sentido del poema, ya que no somos soledad, sino soledades; es decir, para que nuestra vida sean soledades es necesario intercalar cada soledad con otra cosa, obviamente contraria a estar solo. Así la existencia es un recuento de soledades alternas, porque no sabemos, o no queremos, huir de ellas.

Las letras que inician la primera estrofa recalcan el “soy”. Las que inician la segunda explican qué soy: “silencio”. Esta estrofa nuclear es la más importante y está remarcada con el hecho de que en cada verso todas las palabras comienzan con la misma letra, extendiendo el acróstico. La última estrofa da la nota filosófica con la palabra “soledades”, palabra muy lírica abordada por poetas como Antonio Machado, Lope de Vega, Benedetti...

Yo no sé si todo lector llegará a estas conclusiones con la lectura de mi poema, pero estos han sido los mimbres con los que lo he urdido. Acepto cualquier otra interpretación, desde luego, ya que la labor del escritor concluye cuando publica, y es el lector el que le da su auténtico sentido con la lectura. Seguro que con una nueva lectura le encontraréis nuevos matices y podréis hasta contradecirme, posiblemente con razón.

Este poema es el que me seleccionó la Chiado Editorial para su antología y que yo deseaba compartir en mi blog. Espero que os guste y que le deis sentido leyéndolo.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Un pirata en una tasca

Todos aquellos que nos sentimos escritores y queremos publicar en España, lo tenemos ciertamente difícil. Este no es un país al uso, de esos que reconocen los méritos, llevan a la cumbre a quien se lo merece y más tarde se sienten orgullosos de los que destacan. Este un país de esos otros en que las influencias y la corrupción campan a sus anchas. En el primer tipo de países, un escritor que tenga méritos, acabará encontrando un editor que apueste por él y como consecuencia encontrará sus lectores. En nuestro país para publicar en una editorial grande, de las que reservan espacios en las grandes superficies, hacen publicidad y promocionan a sus escritores, tienes que tener acceso directo al entramado empresarial que decide, ya porque seas amiguete o pariente, o porque seas un rostro conocido de la televisión. Si no es así, nadie valorará tu obra ni apostará por ti. Y no lo digo porque a mí no me hayan hecho caso, sino porque no sale nadie que no haya surcado las aguas del nepotismo. A los nuevos tan solo nos queda el recurso de publicar con una editorial de autores noveles en las que te tienes que trabajar tú mismo toda la promoción y, si no sabes hacerlo o no puedes, ellos se conforman con que les vendas a tus amigos y familiares un centenar de libros. Ahí tienen el negocio y no necesitan más.

Últimamente, en mi relación con escritores, estoy leyendo a muchos autores nuevos, y puedo asegurar que varias de las novelas que he leído son muy superiores en calidad y atractivo a los títulos que nos meten entre ceja y ceja los medios de comunicación y que más que crear afición a la lectura la destruyen, por encajarnos decepción tras decepción. Podría poner varios ejemplos de estas novelas que me han gustado, pero como la mayoría son amigos, pecaría de omisión y crearía susceptibilidades en mi entorno. No obstante no me resisto a recomendar la última, que acabo de leer, porque me ha sorprendido y me parece muy superior a otras cosas que ofertan las editoriales punteras. Y yo sé que el autor lo ha intentado, como yo mismo, con todas ellas.
Se trata de “La tasca de los adversarios”, de Javier Asenjo.


Es su primera novela publicada, pero ya cuenta con un estilo definido, que sorprende por su consistencia. Aunque es una novela de fácil lectura, el tema no es nada fácil. Se trata de la violencia y la posición moral del individuo ante ella.


Por comenzar la reseña con lo único que no me gusta, diré que la integración de las ilustraciones se ha realizado por parte de los editores cargadas de tinta y sin contraste, siendo oscuras y apenas perceptibles. Pero esto es accesorio y no sustancial.

Trataré de soslayar el argumento y no contar más de lo que debiera, para que los próximos lectores se vean sorprendidos por los hechos. Tan sólo apuntaré que todo transcurre alrededor de un bar llamado “La Tasca de Azabache”, donde pulula diversa fauna reconocible, entre ellos un pirata de nuestro siglo que ha naufragado en su vida y trata de agarrarse a algo con lo que flotar. Al resto de los personajes tendrá que conocerlos el lector con la lectura de la novela. También apuntaré que la ciudad donde todo transcurre, que no es nombrada, me resulta muy familiar.

Javier nos presenta a los actores de esta puesta en escena en con un narrador que habla al lector directamente de hechos que ha vivido o, en tercera persona, de hechos que conoce. Le interpela como lector y le explica lo que ha ocurrido incitándole a que se implique en la historia y participe, como un personaje más, en la acción. El narrador no es nada objetivo, no es un típico narrador omnisciente que lo conozca todo y que lo presente de una forma aséptica. Es todo lo contrario, alguien muy implicado en los hechos que en lugar de describir a los personajes los insulta. Esta es la novela de los antihéroes, de la gente a la que no queremos parecernos, por muchas semejanzas reales que con ellos tengamos.

El narrador tiene las manos manchadas y exige al lector que se las manche también, porque le sitúa ante el reto de juzgar lo que ve. Y lo que está viendo es algo reconocible, porque todos hemos visto actitudes y personas como las que nos presenta la novela, y podemos reflexionar sobre “qué hubiera hecho yo en ese caso” y si “hubiera sido un cobarde” o “me hubiera sobrepuesto y comportado como un héroe”. Para eso nos muestra Javier un espejo en el que mirarnos; imagen simbólica, el espejo, que tiene gran relevancia en el argumento, ya que el protagonista se mira en él, antes y después de que todo acontezca, viendo un reflejo de sí mismo que no le gusta. ¿Nos gustaríamos nosotros en las mismas circunstancias? Javier en esta novela nos presenta ese espejo en el que mirarnos, a riesgo de aborrecernos.


El lenguaje de Javier es denso, descriptivo de psicologías, pormenorizando hasta la extenuación cada escena, lleno de metáforas de lo cotidiano, rico en vocablos y, sobre todo, muy directo, partiendo de los sentimientos más íntimos del narrador hasta llegar a tocar el “alma” de su interlocutor, que es el lector. Y ese lector o lectora eres tú, a quien te transfiero el reto de que te enfrentes a tus miedos, de que tomes partido y que te manches las manos y el alma con esta historia.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Crónica de una gala anunciada

En esta entrada quisiera dejar una pequeña crónica de lo que fue la primera gala de Premios Literarios de la Asociación cultural de novelistas “La sombra del ciprés”, celebrada el pasado 7 de noviembre en el Auditorio de San Francisco de Ávila.


El esfuerzo de varias personas, que constituimos el grupo de trabajo, posibilitó que resultara una velada amena y divertida, llevándonos nosotros el gran premio de hacer realidad un sueño.


El objetivo era reconocer desde nuestra asociación la labor de distintas personas implicadas en la literatura y la promoción de la cultura.





Comenzamos con un photocall tan exitoso que no puedo reproducir aquí ni una mínima parte de las fotos de las personas que pasaron por allí.


A continuación, nos echó un cable José Luis Izquierdo, más conocido como Mago More, guionista y actor del programa de José Mota, que se encargó de callar a la sala y comenzó la gala con sentido del humor, dando paso a los dos magníficos presentadores, nuestra compañera Paula Velasco y el periodista de La 8 de Ávila, Ramón Lozano.


Después el inmenso César Díez, Presidente de la Asociación, hizo el discurso institucional en el que abogó por la lectura hedónica y el disfrute de la literatura.


El grupo abulense Vocalís, integrado por Elena Moyano (piano), Beatriz de la Paz (clarinete) y Clara Martín (flauta), dieron calidad al evento, interpretando versiones originales del cine (Amelie y El Padrino).


El primer premio estuvo introducido por Paula con la lectura de un fragmento de la novela “El hereje”, de Miguel Delibes. Hemos querido homenajear a nuestro escritor de referencia nombrando y argumentando cada premio con el título de una de sus novelas.


Sube de nuevo More al escenario y entrega el premio “El hereje” a la Librería Letras, reconociendo su labor de difusión literaria, su trabajo, entusiasmo e inquietud a la hora de realizar actos, presentaciones y firmas de libros. Recogen el premio Gemma y Belén, impidiendo la emoción que Gemma, muy experimentada en actos públicos, sea capaz de decir unas palabras de agradecimiento que, sin embargo, pudo realizar su hermana.




Nueva actuación de Vocalís (Eco de chemin). Algo original fue la introducción de videos grabados por nosotros mismos, con miembros de la asociación respondiendo a diversas preguntas de una forma espontánea y desenfadada; tras esta actuación musical se proyectó el primero de ellos. Luego Ramón leyó un fragmento de “La hoja roja”, que es la novela de Delibes que da título al segundo premio. Sube al escenario la Teniente de Alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Ávila, para entregar este premio a los promotores de la revista literaria “Caperucita Negra”, que reivindican la voz de la calle para la poesía.



Nueva actuación de Vocalís (La vida es bella), nuevo vídeo y me tocó subir a mí para dar una sorpresa. Ya que, aparte de los premios anunciados, quisimos en la asociación hacer una mención especial a la persona que nos ha facilitado tanto los medios como los apoyos necesarios para realizar nuestras actividades. Recogió el reconocimiento Sonsoles Sánchez-Reyes, sorprendida y emocionada.



Actuación de Vocalís (La bella y la bestia) y lectura de un extracto de “El tesoro” a cargo de Paula. Para entregar este premio sube al escenario nuestro Vicepresidente, Sergio Sánchez, que se lo entrega a Lorena García de Radio Adaja, reconociendo al medio de comunicación que fomenta la cultura literaria y apuesta por los autores de la tierra. Lorena hizo un emotivo discurso de agradecimiento.



Otra actuación de Vocalis (Ghost) introduce el tercer vídeo de la asociación y Ramón lee un extracto de la novela “377A Madera de héroe”. Belén Herrero, Presidenta del Casino Abulense entrega el premio “Madera de héroe” concedido a Julio Collado, que no pudo estar presente, pero cuyas palabras de agradecimiento fueron leídas por Xenaro Ovin.



Otra actuación de Vocalís (Moon River) y cuarto vídeo. Paula lee el comienzo de “La sombra del ciprés es alargada” y sube al escenario el actor de origen abulense Tito Valverde que entrega el premio “La sombra del ciprés” al zamorano José C. Vales.  Vales valoró nuestro premio con unas bonitas palabras, buscando la relación de la novela de Delibes, premio Nadal de 1947, con la suya, “Cabaret Biarritz”, premio Nadal 2015.





Tras la despedida por parte de los presentadores, y un grito de “¡Que vivan las letras!”, la música de Vocalís (La misión) se funde con el vídeo de despedida en el que salen imágenes de la mayoría de los integrantes de la asociación.



Finalizó la noche con una cena de hermandad de los asociados junto a los premiados en el restaurante “La bruja”.






Concluyo con el enlace a unos vídeos resumen que ponen sonido a las imágenes:

https://www.youtube.com/watch?v=wX0FuE4yXnA&feature=youtu.be

jueves, 29 de octubre de 2015

Un salvavidas para el idioma Castellano

Una de mis mayores preocupaciones intelectuales, y aún me atrevería a decir que vitales, deriva de mi amor por las letras y por el idioma en el que escribo. En el bachillerato me parecía un horror preocuparse por las faltas de ortografía y si una palabra llevaba la letra ge o la jota, si tenía hache y en qué lugar poner las tildes. Las lecturas posteriores me han llevado a superar esos terrores juveniles y mi preocupación ha logrado hacerme escribir de una forma decente, aunque nunca podamos estar seguros de que no vayamos a perpetrar una errata. Doy fe de que alguna cae en mis letras.

Pero más tarde llega el horror de verdad, el auténtico pavor, y su origen son las redes sociales, las cuales han democratizado la escritura, posibilitando que todo el mundo se comunique a través de ellas y sin el menor respeto por las reglas. No son conscientes de que estas reglas no tienen otra función que conservar el idioma para que todo el mundo pueda entenderse de una forma precisa con él. Esta falta de respeto, que no ignorancia siempre, lleva a cometer las faltas de ortografía de una manera arbitraria. Sí, porque no son coherentes, ponen una hache en cualquier lugar al hazar -¡je!, es una broma, sé que azar no lleva hache, pero aquí tiene sentido-, la quitan sin tino donde debería ir, la be y la uve la intercambian con alegría, los signos de interrogación y admiración sólo los cierran, sin dejar adivinar dónde comienza la pregunta o exclamación… Y todo esto se hace de tal manera, que lleva a pensar que es intencionado, con el único propósito de hacerlo mal, tratándose solo de dejadez y vagancia, cuando no de ignorancia. Ese espíritu anarquista no deja de provocar cierta simpatía, pero a mí me retuerce las tripas y me hace supurar bilis amarga, ya que acabará por destruir una bonita herramienta de comunicación: la lengua de Cervantes.

Esto unido a la imprecisión de los términos y expresiones, de los que ya se han hecho eco varios autores, nos lleva a arrojarnos al precipicio: ¡Adiós, idioma Castellano! La mía será la última generación que te respete. En unas pocas más dejaremos de hablarte y pasarás a ser una lengua muerta, que sólo estudiarán los filólogos y los ratones de biblioteca.

Y lo que más rabia me da es que eso es algo solo nuestro, que otros idiomas no sufren, como el francés, por el simple hecho de que ellos lo aman. Envidio el chovinismo franchute.

Para salvar los muebles, tan solo veo dos caminos. Uno es la lucha sin cuartel contra los enemigos inconscientes de nuestra lengua. Darles batalla constante y criminalizar sus actos. Y otra es una propuesta simpática, que a mí ya me había rondado por la cabeza, pero que la ha puesto negro sobre blanco, Pablo Gonz, un magnífico escritor español afincado en Chile.

Pero lo mejor es exponerlo con sus palabras. Decía Pablo Gonz hace poco en su página de Facebook:

DE LA REFÓRMA ORTOGRÁFIKA

Kerídos amígos i amígas: oi kisiéra planteáros si no sería buéno ke el idióma kasteyáno (también yamádo españól) afrontára úna refórma ortográfika sebéra ke nos permitiéra superár de úna bez i pára siémpre las difikultádes ke se preséntan en nuéstras eskuélas désde áze tantísimos áños. Propóngo suprimír las áches múdas, ke la létra ge séa siémpre ge, i ke la y griéga sírba sólo kómo konsonánte. La létra úbe desaparezería i la ze también. Kuándo yo kiéra eskribír “kása” utilizaré la létra ka i kuándo kiéra decír “zeníza” emplearé dos zétas. También propóngo ke tódas las palábras kon dos sílabas o mas yében tílde dónde korrespónde. Así akomodámos la eskritúra a los fonémas i tónos: tódo resultaría múcho mas fázil úna bez ke nos akostumbrásemos. Yamádme lo ke keráis péro yo se ke los extranjéros ke empezáran a aprendér nuéstro idióma agradezerían úna refórma así. Opiniónes, por fabór! Akábo de zerrárme las puértas a la Reál Akadémia?

Yo rápidamente aplaudí su propuesta y le sugerí que, para simplificar la escritura, no llevaran tilde las palabras llanas ya que son la mayoría en Castellano, cosa que en un principio él no compartía, pero acabó dándome la razón. Quedarían por perfilar algunos aspectos, como utilizar unas consonantes en lugar de otras. Por ejemplo, la "k" y la "qu", son más trabajosas de escribir y más feas que la "c". Yo creo que sería mejor utilizar esta segunda para el sonido fuerte (ca, ke, ki, co, cu) y la "z" para el sonido suave (za, ce, ci, zo, zu). También seguiría con dos signos de interrogación y admiración… Aún hay cabos sueltos que habría que ultimar.

No estamos locos. El hecho de promover esto unos simples escribientes, muy lejanos de pertenecer a la Real Academia de la Lengua, no es ninguna dificultad -casi digo jándicap, que me perdone mi amigo Juan-, ya que la que “limpia, brilla y da esplendor” tan solo recoge y da legalidad a lo que hay en la calle. Ellos no crean, sino que levantan acta notarial. En lugar de que recojan el certificado de defunción de nuestra lengua, pueden recoger nuestra propuesta. Tan solo habría que preocuparse por escribir de esta forma y que seamos muchos los que lo hagamos. Los hechos contumaces serán ley.

Pero esto es solo una propuesta de unos locos. Se abre el debate. Mientras tanto, aquellos criminales de las redes sociales que tiemblen, no les perdonaré la horca…


Para saber quién es Pablo Gonz:


Para conocerlo mejor, su blog es:


Y aquí podéis descargaros su desternillante relato surrealista titulado “Lavrenti y el soldado herido”:




viernes, 9 de octubre de 2015

La "Fiesta del Encuentro"

Somos gilipollas. Bobos de remate y sin remedio. Papanatas que nos tragamos las consignas sin darles la posibilidad de la duda. Ignorantes que no conocemos la Historia y que despreciamos a nuestros antepasados directos…


Me refiero a nosotros, a los castellanos, y a lo que ocurre año tras año con el 12 de octubre. Aproximándose esta fecha no dejan de correr por las redes cuestionamientos negativos de lo que celebramos, o podríamos dejar de celebrar. 

Si América la hubieran descubierto los franceses, ahora sería la fecha más importante de la Historia de la Humanidad, pues para muestra está el cómo consideran al 14 de julio, fecha de la Toma de la Bastilla que dio inicio a la sangrienta Revolución de los burgueses contra la aristocracia, que llenó Europa de terror con las consiguientes guerras napoleónicas. Pero ellos se sienten orgullosos y destacan el lado positivo, el derrumbe del injusto y criminal Antiguo Régimen. Si América la hubieran descubierto los franceses, ingleses, italianos, alemanes, o los mismos catalanes, el 12 de octubre contaría como la fecha más destacada de su calendario. No me cabe la menor duda.

Yo me opongo, como no podía ser menos, a toda conquista de pueblos menos desarrollados. Me opongo a las guerras en general y a las matanzas en particular, sea cual sea la época histórica en que se llevaron a cabo. Pero esta es una visión actual, que sería injusto trasladar a hace quinientos años. Así no podemos juzgar ahora lo que hicieron los romanos para construir su imperio europeo con nuestras premisas morales, las cuales tan sólo nos sirven para denostar a los horrores de nuestros días, como la Segunda Guerra Mundial, el Estado Islámico, la política racista del Estado de Israel, el terrorismo de Boko Haram, etc.

Hecha esta salvedad, la conquista de América por Castilla…

Debo aclarar algo antes de continuar. Me estoy refiriendo a Castilla y no a España, ya que en el siglo XVI España no existía como entidad política, sino geográfica. España nació entre 1707 y 1715 con los Decretos de Nueva Planta de Felipe V. Antes lo que había eran distintos países, con distintos parlamentos, distintas leyes, distintas costumbres, distintas lenguas y distintas políticas, que tan sólo mantenían comunes unos reyes que consideraban sus tierras como patrimonio personal.

Continúo, la conquista de América por Castilla podemos verla como lo que fue en realidad: UN ENCUENTRO. Encuentro entre unas gentes que habían vivido en el desconocimiento mutuo y que se enriquecieron tanto culturalmente como moralmente con este contacto.

Que sí, que hubo mucha violencia, aunque no tanta como se cuenta, que sí que hubo destrucción y masacres y que todo esto que existió no me proporciona ningún orgullo, sino razones para denostarlo. Pero también que la conquista de América por Castilla es más comparable a la Conquista de Hispania por Roma, la cual se realizó a sangre y fuego, destruyendo todos los castros donde vivían los indígenas, obligándolos a bajar a poblar los valles, donde les tendrían más controlados, acabando con su cultura, con su lengua, con su religión y con muchísimas de sus vidas. Otros ejemplos no me faltan, pero no puedo extenderme, aunque citaré algunos. Los ingleses exterminaron y robaron sus tierras a los siux, Alejandro Magno llevó sus guerras a todo el Mundo conocido, los godos destruyeron el Imperio Romano e, incluso, los espartanos veían bien arrojar por un acantilado a sus primogénitos. A nosotros nos horroriza, pero los contemporáneos entendían de otra forma la cruel realidad.


Sepámoslo de una vez, no solo fueron crueles los castellanos, pues los aztecas por ejemplo les quintuplicaban en crueldad. Su religión les pedía sacrificios humanos diarios para que el sol no interrumpiera su periplo por los cielos. No me resisto dejar de iluminarlo con algún ejemplo.

En la fiesta de inauguración del Templo Mayor de Tenochtitlán, la capital del Imperio Mexica, sólo cuarenta años antes de la llegada de Cortés, sacrificaron en un par de días a decenas de miles de prisioneros. La cola de los mártires cruzaba la enorme ciudad lacustre y salía por una de las calzadas, que contaba dos leguas de longitud. El sacrificio ritual, llevado a cabo todos los días en todas las ciudades, consistía en dar un hachazo con un cuchillo de sílex en el pecho de la víctima y arrancarle el corazón hábilmente, antes de que la víctima perdiera la consciencia. Esa consciencia a veces se la disminuían caritativamente dándoles a comer unas setas tóxicas. Otras veces no. Inmediatamente les cortaban brazos  y piernas, que eran comidas por los presentes de forma ritual. El cuerpo era arrojado por los escalones de sus macabras pirámides, en lo alto de las cuales tenían los templos. La cabeza se clavaba en unas varas. Además de los crueles sacrificios humanos, las brutalidades no tenían límite alguno. En otros ritos despellejaban a las víctimas y vestían sus pieles los sacerdotes antes de que se endurecieran. A esas pieles tan sólo les quitaban cabeza, manos y pies, para poder calzarlas como si fueran vestidos. La quema en hogueras, como nuestra Inquisición, tampoco les era desconocida, al igual que tampoco el servilismo y el esclavismo. Sus sacerdotes continuamente se hacían cortes en orejas, piernas y pene para asperger con su sangre los templos. El sacrificio de los niños era cosa corriente. En la Casa de las Aves, que era una especie de zoológico que estaba al lado del palacio de Axayácatl, donde se estableció Cortés, tenían todo tipo de animales salvajes y aves para su exhibición, además de humanos deformes, enanos, obesos mórbidos, disminuidos físicos, psíquicos…, que eran alimentados y cuidados para mostrarlos como monstruosidades

No quiero poner el ventilador para repartir la mierda, tan solo pretendo que se me entienda cuando alego que no podemos juzgar mentalidades pasadas con la nuestra, la cual, afortunadamente es infinitamente mejor. Lo que sí que podemos es poner en la balanza todo lo positivo que hicieron nuestros antepasados, que fue mucho. Los intelectuales castellanos del siglo XVI, que los había y muy buenos, enseguida se plantearon la moralidad de la conquista y trabajaron duramente para sacar conclusiones que claramente defendieron a los conquistados. Muy pronto los gobernantes prohibieron a los encomenderos servirse del trabajo obligado, o mita, y la misma esclavización de los indígenas, razón por la que tuvieron que importar negros de África, que era algo más aceptado en Europa, esa que nos critica nuestra infame conquista. Francisco de Vitoria con Juan Ginés de Sepúlveda, importantes intelectuales de la época, polemizaron públicamente sobre eran cuáles eran justos títulos para la conquista de América y cuales injustos. El dominico Bartolomé de las Casas elevó sus informes al rey en defensa de los conquistados. El leonés fray Bernardino de Sahagún defendió a los indígenas, además de estudiar y potenciar su cultura y lengua. El zamorano Toribio de Benavente, nombrado Motolinía o pobrecito, se dedicó en cuerpo y alma a los pobres.

Lo cierto es que tras las guerras de conquista, mucho más breves que lo que podamos pensar -para el país mexicano bastaron dos años-, lo que hubo fue paz larga y duradera. Las tensiones se volvieron entonces entre pobres y ricos, como en resto del mundo de aquella época y aún de la nuestra. El resultado, pues, es que los pueblos indígenas abandonaron sus prácticas crueles, evolucionaron en positivo y adoptaron una lengua y una religión muy superior a la suya -y esto lo dice un agnóstico-. Y lo hicieron con una rapidez asombrosa. Hoy en día, debemos felicitarnos porque la lengua, por ejemplo, de los aztecas, el Náhual, sea una lengua viva, que no se haya extinguido como las lenguas celtíberas de la península ibérica. Nos alegramos que conserven muchas de sus fiestas y costumbres, y que hayan aportado a nuestra cultura común tanta riqueza de intelectuales y literatos.

Lo importante de todo esto, no son los gobiernos e imperios que se enfrentaron en una lucha desigual, sino los pueblos que se encontraron. Desde la democracia y la igualdad no debemos pretender jamás ser la “Madre patria”, sino unos hermanos que nos alegramos de su desarrollo y de sus triunfos. Esta fiesta, a la que yo no llamaría de la Hispanidad, sino del Encuentro, significa compartir con otros pueblos, que llenan casi un continente, una lengua y una cultura. Y tener una relación privilegiada con ellos, que tan solo puede enriquecer a ambas partes. Yo me siento orgulloso de que fueran los castellanos los protagonistas de este encuentro, porque soy su descendiente de la misma forma que también lo son ellos, y esto es lo que celebro el 12 de octubre y que ningún ignorante me va a amargar.

Esta foto me la hice en Barcelona el 12 de octubre del año pasado

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Silencios amargos

Releo lo que escribí y lloro, pues ya no hay remedio. Es demasiado tarde.

‘Estoy harta. Harta de ti y de tu deslealtad. Desde hace tiempo sé que estás leyendo mi diario. Sé que lo haces a escondidas, en cuanto me acuesto. Siempre llegas tarde del trabajo… O, bueno, eso dices tú, porque ya no me creo que te pases el día trabajando. El caso es que cuando llegas a casa estás tan cansado, que ni siquiera tienes ganas de hablar conmigo. Te quedas ahí, callado, en el sillón, mirando la tele. Te esperas a que me acueste y luego vas al álbum de fotos, donde has descubierto que escondo la llave, la coges y lees mi diario cobardemente. Y eres tan necio que ni siquiera devuelves la llave entre las mismas hojas del álbum que yo, sin importarte que por este detalle acabaría descubriéndote.

Eres un miserable. Cuando me di cuenta de que leías mi diario me enfurecí de tal forma que pensé dejar de escribir en él, o engañarte y mentir, pero me arrepentí, te di una segunda oportunidad, quise ser sincera y mostrarte mi hastío para inducirte a actuar, a hablar conmigo. Quise que vieras que ya estoy harta, que no me siento valorada por ti, que hace tiempo que dejé de amarte.  Me casé ilusionada, aunque me decepcioné enseguida por tu carácter callado. He pasado junto a ti años enteros, esperanzada en que cambiaras y me hicieras ver que soy especial. Al final me resigné a ser invisible.

Pero ya no aguanto más. Así que vete a la mierda de una vez. Lo nuestro no existe. Ya no deseo prolongarlo más. No te he abandonado antes por miedo. Miedo a quedarme totalmente sola, ya que ni siquiera hemos podido tener hijos. Pues se acabó. Por eso te escribo esto en el diario que sé que acabarás leyendo esta noche cuando, como tantas otras, me vaya a la cama antes que tú. Ya lo sabes, he dejado de quererte y mañana te abandonaré, en cuanto te marches al trabajo.

Y sé que cuando me acueste leerás esto, como siempre, y te acostarás después sin despertarme para hablar y eso reafirmará mis intenciones. Así, tú mismo tomarás la decisión por mí.’

Y no me dijo nada al acostarse. A pesar de que no pude dormir, bañada en lágrimas, él ni siquiera se dio cuenta. A la mañana siguiente, en cuanto se marchó, desaparecí, dejando una nota de despedida y de desamor en la mesa de la cocina, donde di rienda suelta a mi rabia y no paré de enumerarle todos los insultos que se me ocurrieron. Nota que ya habrá leído a estas horas, cuando acabo de encontrar otra nota suya en el pantalón vaquero que me puse hoy, y que envolvía la llave de mi diario:

‘Perdona, cariño, todas las noches cuando te acuestas, me gusta quedarme un rato mirando nuestros recuerdos en el álbum de fotos y suele caerse esta llave de tu diario, que ahora te devuelvo para que la pongas en otro sitio más seguro, no sea que me den tentaciones de leerlo, je, je. Me gusta mirar las fotos de cuando nos casamos ilusionados, porque sé que te hago infeliz desde que los médicos nos dijeron que era yo el estéril. Me consuelo cada noche, cuando te vas a la cama, viendo la cara de alegría que tenías el día que te casaste conmigo. Soy inmensamente feliz a tu lado, aunque no nos hablemos apenas debido  al agotamiento físico y emocional que me proporciona el horrible trabajo que me aparta tanto de ti y que tan cansado me trae a casa por las noches. Por fin he decidido cambiar esto y aceptar ese puesto que te comenté, para tener más tiempo libre que dedicarte, aunque gane menos dinero. Mañana, después de dimitir, llegaré a casa pronto y hablaremos. Un beso. Te quiero mucho, demasiado, y desde ahora verás cómo empezamos a ser felices’.

Demasiado tarde¼


martes, 15 de septiembre de 2015

Abundando en la fe y en la democracia

La fe puede servir para diversas funciones, como huir del miedo a la muerte o simplemente para asegurar una ideología compleja que es indemostrable. Cuando no podemos saber la verdad, creemos a ciegas. Eso es la fe.

Está claro -para mí lo está- que la fe es simple y llanamente un acto de la voluntad, pues creemos lo que queremos creer y no porque sea verdad evidente, sino al contrario, porque no podemos certificar su autenticidad. Si somos conscientes de ello y lo relativizamos respetando que los demás puedan creer otra cosa, pues entonces no pasa nada, podremos convivir y esto se llama democracia, ya que ésta consiste en aceptar las opiniones de los demás. Luego realizarán la labor de gobierno aquellos que sus opiniones logren el consenso mayoritario y se vean refrendadas a través de los votos. Es el juego político.


Y yo me pregunto: ¿Hay demócratas en España? Por supuesto y de todas las creencias, o fes, tanto de izquierdas como de derechas. El problema es que hay  muchos otros que no lo son y que tan solo aceptan la democracia cuando gobiernan los suyos y se oponen vehementemente a aquellos equivocados, malintencionados, idiotas, ignorantes, tarados, criminales, malhechores, delincuentes… que opinan diferente. Así entramos en el reino de la intransigencia, que es el opuesto a la democracia.

Recuerdo una película americana -agradecería que algún cinéfilo me apuntara cuál es- en la que un personaje decía algo parecido a esto: “No estoy en absoluto de acuerdo con usted, pero moriría por defender  su derecho a opinar así”. Eso es democracia, lo demás, no.

Intransigentes fueron, o lo son, el régimen nazi, el ISIS o Estado Islámico, el régimen de Maduro en Venezuela, las monarquías árabes actuales, el golpe de estado criminal de 1936 en España denominado “Alzamiento Nacional”, el franquismo posterior, la Inquisición, el comunismo de Stalin…

Dentro de la intransigencia y contrarios a todo sentimiento democrático debemos enmarcar también a todos los nacionalismos, por ejemplo el español y el catalán, que aún propugnan ideas sagradas, y por tanto las convierten en cuestiones de fe, es decir artificiales y no probadas, sin importarles falsear en su favor la Historia. Estas ideas consagradas son la indivisibilidad de la patria, el “somos mejores”, los valores superiores de la nación, el “España nos roba”, el “si queréis la independencia marchaos, pero marchaos fuera de la península que es nuestra”… (nuevamente puntos suspensivos). El hacer sagrada una creencia no hay racionalismo que lo soporte.

Los estados no son creaciones divinas indivisibles e inmutables, sino el resultado del devenir de la historia, y tan solo las guerras de los reyes absolutistas con ideas patrimoniales de sus estados, y los azares de unas victorias en lugar de otras, son las que han conformado los países. Nuestro país en concreto. Eso explica que en la misma península Cataluña sea parte de España y Portugal no, ya que podría haber acontecido al revés. Al que quiera explicarlo porque lo quiso Dios así, tan solo se lo puede rebatir el que cree que Dios no lo quiso así. Y de ahí al enfrentamiento.


La democracia, nace de abajo hacia arriba, es el pueblo el que elige a sus dirigentes y su forma de Estado. Y esto no es una creencia, no es fe, es parte de la definición de democracia. Cuando existe un problema palpable para un Estado, como es la desafección de Cataluña en España, el único remedio que queda es preguntarles, dejarlos que hablen, que digan uno por uno qué es lo que quieren. Y que lo digan aquellos que quieran, porque en democracia también está el derecho de no opinar. Y una vez que hablen, se debe llevar a cabo lo que decidan. Eso es lo que hacen países demócratas como el Reino Unido con Escocia o Canadá con Quebec. Si no les dejamos decidir crecerá el sentimiento independentista sin medida. Negarles el derecho de decidir qué quieren ser no les lleva más que a enrocarse en su posición y eso conduce al extremismo, al enfrentamiento, a la guerra, a la muerte y al sufrimiento. Y no exagero, ahí tenemos el ejemplo reciente, y en esta Europa, de los Balcanes.


Si declaran la independencia unilateral los catalanes, ¿les vamos a invadir? ¿Enviamos a nuestros hijos a matar catalanes? -es que yo estoy mayor ya para ser soldadito-.

La sangre de mis hijos vale mucho más eso.

Ni una gota de sangre más por una maldita idea sagrada, por la fe de unos tarados que quieren arrastrar a los demás con sus soflamas basadas en creencias sacrosantas. Como dijo mi admirado Julio Anguita: “Malditas todas las guerras y los canallas que las fomentan”…

viernes, 28 de agosto de 2015

Cuestión de fe

Hay una palabra muy breve que es respetada y admirada por doquier: fe. Parece que en sí encierra un denso contenido que da respuesta y sentido al ser humano y que por sí sola resume todas sus aspiraciones.

Nada más lejos de la verdad. Pero, ¿qué es la verdad? Esta sí que es una palabra importante, aunque la dejaré para otro día… Tal vez.


La fe es un acto volitivo. Depende de la voluntad, sí. Simple y llanamente la fe es la creencia en algo que no es demostrable, que no es segura su veracidad. Creemos, o tenemos fe, en aquello en lo que queremos creer, y lo queremos creer por las razones más peregrinas.

El miedo a lo desconocido, el buscarle sentido a la vida, la respuesta a los grandes interrogantes, la búsqueda de la transcendencia… Todo eso nos hace caer en el desamparo, y el desamparo nos lleva al miedo, a la inseguridad, al pánico, al caos. Por ello, cuando no tenemos respuestas propias, nos conformamos con observar a los demás y fiarnos de sus seguridades. Al menos de lo que creemos que son seguridades, puesto que ellos pueden a su vez estarse fiando de las supuestas seguridades de otros.

Los demás nos explican que tal o cual dios existe, que hay transcendencia a esta vida, que en el más allá seremos plenamente felices. Nos situamos, pues,  en una disyuntiva, el vacío propio o la seguridad ajena. En ese momento decidimos creer. Voluntariamente aceptamos unas verdades que nos ofrecen a través de unos dogmas de fe y así podremos dejar resueltos nuestros problemas morales, para pasar esta vida lo mejor posible, ocupándonos tan solo de vivir. Luego, ¡qué casualidad!, se da la circunstancia de que la gran mayoría de las personas acepta la fe de los que le rodean, de su región o de su país. No se paran a analizar y elegir lo que les parezca más verosímil. ¿Para qué, si la fe es absurdamente arbitraria?

Fiamos nuestra vida a la seguridad de la fe. Esa que hemos aceptado sin ninguna prueba. Eso sí, habremos de tragar ruedas de molino, como que una virgen dio a luz a un dios de carne y hueso sin dejar de ser virgen, que es necesario cubrirse el pelo con un pañuelo cuando una mujer llega a la pubertad para no ofender a otro dios, que hay que realizar sacrificios de animales, o humanos, para que el mundo siga girando, que las mujeres son indignas del sacerdocio, que hay que circuncidar a los niños porque eso hemos pactado con un dios al que estas pequeñeces le importan mucho, que tocarse la picha ofende al señor…


Pero bueno, todo ello es voluntario, y bien valga por lo prometido, o por no ser castigados. Seamos creyentes. Ya se asegurarán, quienes viven de nuestra fe, de que nos enteremos de que si no les hacemos caso pasaremos la eternidad entre terribles sufrimientos, cuando no sea que desaparezcamos del todo llegando a la nada.

Luego hay varios grados. Desde el que tiene fe, pero poca, solo la necesaria para mantener la conciencia tranquila y luego se pasa los dogmas por el forro de lo que le interesa, y aquellos que se leen la letra sagrada al pie de esa misma letra con todos sus puntos, sus comas y sus simbolismos y están dispuesto a llevarlo a sus últimas consecuencias. Matando, torturando, esclavizando o simplemente humillando, para defender a ese dios omnipotente que no sabe defenderse por sí mismo.

En cualquier caso, desde la simple tranquilización de la conciencia, hasta la más violenta de las intransigencias, la fe es una maldita palabra que ha lastrado la paz y la verdad, condenando al género humano a vivir por y para la guerra.

“¿Si me quitas la fe, que me ofreces a cambio?”. Puedes preguntarme, sin sonrojarte, lector. Nada te doy, majete, pues no tengo respuestas; medita tú y tranquiliza tu conciencia como bien puedas. Pero ya que te he sembrado la duda, eso espero, te diré la palabra que me está valiendo a mí, y que es un poco más larga, pero infinitamente más hermosa: esperanza.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Casa de Dalí y Gala en Portlligat

La casa que Salvador Dalí (1904-1989) se construyó en Portlligat, cerca de Cadaqués, fue el único lugar estable donde vivió y trabajó habitualmente hasta que en 1982 se trasladó al castillo de Púbol, a raíz de la muerte de Gala.




Se construyó sobre unas edificaciones preexistentes en 1930, realizándose en varias fases de sucesivas ampliaciones hasta 1972, en que quedó finalizada.

Vestíbulo

Comedor

Biblioteca

Taller

Pintura en la que trabajaba cuando murió Gala y que dejó inacabada



Salón Amarillo, que fue inspiración de uno de sus más famosos cuadros.


Salón de los pájaros. A la derecha está la subida al dormitorio.

Dormitorio. En la cama de la izquierda, más próxima a la ventana, dormía Dalí, en la otra, Gala.

Cuarto de baño de Dalí. Gala usaba uno diferente. (Al fondo, reflejado en el espejo, un intruso)

Espléndida Sala Oval. En el centro su acústica produce eco.

Patio

Palomar

Sin palabras

Olivar con el Cristo de las basuras.

Piscina

Un rincón de la piscina

Otro rincón de la piscina

No es López Vázquez, sigue siendo la casa de Dalí. Mi homenaje a Antonio Mercero.

Cadaqués. Un genio y un aprendiz.