sábado, 16 de marzo de 2019

El cómic se independiza de los periódicos y se infantiliza

En entradas precedentes sobre la narrativa gráfica, hemos visto cómo en la prensa norteamericana, a finales del siglo XIX, surgió una forma de narrar con imágenes, que ya existía de antes, aunque fue a partir de que ellos pensaron que habían descubierto algo nuevo, cuando este lenguaje tomó carta de naturaleza.


Daily strips de Betty Boop, 1934


El éxito de las tiras cómicas diarias (daily strips) y planchas dominicales de narraciones con dibujos (sundays comics), llevó a explorar otros caminos comerciales desde los primeros momentos, generando las primeras muestras de merchandising. Comenzaron apareciendo los personajes en cajas de galletas o artículos de almacenes como ropas, que provocaron la reimpresión de las series más populares en álbumes, lo cual daría nacimiento a los comic-books en los años treinta del siglo XX. Estos cuadernillos tenían un peculiar tamaño que se asentó, perdurando hasta nuestros días. Surgió por el intento de rentabilizar las máquinas existentes para la prensa diaria, debido a la posibilidad de doblar una página de periódico tamaño tabloide dos veces, consiguiendo cuatro hojas, ocho páginas, de unos 17 por 25 cm. Juntando cuatro pliegos se conseguían 32 páginas, a las que se le colocaron unas tapas de colores brillantes. La calidad de papel era escasa, por ser el mismo que el de la prensa, pero tampoco se tenían pretensiones ambiciosas. 

Sunday de Betty Boop, 1934

Se generó con ello el tamaño clásico del comic-book, que nacería entre 1933 y 1935 y que pervivirá hasta nuestros días, prácticamente sin modificaciones. En principio tan solo se limitaron a recopilar las series más populares, pues su intención no era invertir, sino rentabilizar. Luego empezaron a regalarlos empresas, como zapaterías o almacenes, conteniendo historias originales que ya no fueron reimpresiones de dailies o sundays. Después vino su venta y producción en colecciones, dirigidos a lectores más jóvenes que los de prensa.

En 1938 ya se habían popularizado en todo el país. Fue el éxito de Supermán, que  inauguró una colección de comic-book, Action Comics, en 1938, quién dio un nuevo giro al negocio con la generalización de series y el nacimiento de superhéroes con poderes físicos extraordinarios y que posteriormente se incrementaría en una inacabable nómina (Plastic Man, Captain Marvel, Captain America, The Flash, Submariner, de Human Torch, Wonder Woman, The Atom... y sus agrupaciones “sindicales”: The Justice League of America, Fantastic Four...).

En Estados Unidos, en la primera mitad del siglo XX, se asentó un lenguaje eficiente para realizar diversos tipos de narraciones gráficas y se consolidó una industria que principalmente estaba dirigida a la gente joven y no tenía grandes pretensiones. Aparte estaba la prensa diaria para adultos, la cual utilizaba dailies y sundays como incentivos para vender más periódicos, pero cuyas realizaciones eran consideradas como algo menor, puesto que las personas “serias” se avergonzaban de confesar que también leían las funny papers (páginas divertidas). Se formaron grandes profesionales gráficos al servicio de unas historias de consumo cuya finalidad principal era la producción de beneficios económicos. Aún así se produjeron unas pocas obras de calidad indiscutible, debido a las dotes artísticas de sus autores, aunque eso no estuviera previsto en la intención de los editores.


El resto del mundo importó pronto tanto la nueva forma de hacer, así como muchas de sus obras, especialmente en Latinoamérica. En otros sitios, como en Europa, quisieron vivir de espaldas a estos avances narrativos y hasta entrada la década de los años 30, e incluso 50 en algunos países, no se dieron por vencidos y no adaptaron de forma generalizada avances como la integración de los bocadillos en los dibujos.

En las entradas siguientes veremos algunos ejemplos, que intentan reflejar la globalidad de lo ocurrido.


BIBLIOGRAFÍA:
- Coma, Javier. HISTORIA DE LOS CÓMICS (4 tomos). Toutain Editor, Barcelona, 1982.
- Gaumer, Patrick y Moliterni, Claude. DICCIONARIO DEL CÓMIC, ILUSTRADO, Larousse Planeta, S.A. Barcelona, 1996.
- Guiral, Antoni. DEL TEBEO AL MANGA. UNA HISTORIA DE LOS CÓMICS (10 tomos), Panini Comics, Barcelona, 2007-1013.

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