martes, 29 de julio de 2014

Narrativa Gráfica

Considero que las artes se pueden agrupar según sus finalidades. No quiero teorizar, tan sólo realizar un preámbulo al tema que voy a tratar. Hay unas artes plásticas o estéticas, que lanzan un mensaje inmediato provocando sensaciones y generando debates intelectuales. Entre ellas están la pintura o la escultura. Hay unas artes prácticas, que se encargan de expresar emociones con los elementos materiales que nos rodean, como la arquitectura o el diseño. Y existen unas artes llamémoslas literarias, cuyo fin es el relato de una historia. En esta categoría tenemos a la propia literatura, más el cine, el teatro y la narrativa gráfica.

Bien es verdad que este esquema tan sólo es una simplificación que no lo incluye todo, ni lo pretende, pues esta es la grandeza del arte, que tiene sentido por sí mismo y no se puede encorsetar en una clasificación. Por ejemplo, la poesía es literaria, pero tiene unos fines estéticos similares a la pintura. A pesar de ello, el esquema anterior me sirve para situar a la narrativa gráfica, dentro de las artes literarias, pues pretende ante todo narrar una historia, empleando para ello una sucesión de imágenes estáticas, con sentido acumulativo que van desarrollando un argumento.


Ya nadie discute su valor artístico, pero su temprana decantación por realizar creaciones infantiles la ha situado al margen de la cultura, considerándose hasta hoy en día como un arte menor, cuando menos. Pero sus potenciales son sorprendentes y tiene ya una serie realizaciones tan bellas e intelectualmente elevadas que ya no me avergüenza, como hace pocos años hacía, el hecho de confesar que soy un amante de esta forma de expresión.

The Yellow Kid and His New Phonograph. 1896.

El discurso oficial dice que este lenguaje artístico nació en 1896 en la prensa norteamericana como comic strip -tira cómica-, y que de ahí pasó a los cuadernillos de un formato peculiar denominados comic books -libros cómicos-, conformándose así su infantilización. Estos cuadernillos se popularizaron con las aventuras de unos empijamados superhéroes. Más tarde el Underground la elevó a literatura para adultos, pasando por publicaciones pornográficas y terminando por llegar a la libertad creativa que ofrecen las novelas gráficas. El manga es un mundo aparte, que bebió de la “invención occidental” y ha tenido un desarrollo propio, superando en producción a toda la industria occidental.

Bien, pues esta síntesis de su historia parte de una gran mentira, por mucho que así lo recojan los estudios especializados.

Como es un tema que me interesa y me apasiona, lo trataré a partir de ahora en este blog y tendremos tiempo de deshacer malentendidos y errores de gran calado. En esta primera toma de contacto tan sólo haré unos apuntes llamativos.

Para hacer evidente mi tesis sobre la antigüedad de este arte narrativo gráfico, me ha de bastar un solo ejemplo, ya abundaremos más tarde en otros.

El pecado original. Biblia de Alba. Siglo XV.

Repasemos brevemente en qué consiste este lenguaje. Una sola imagen, normalmente recuadrada en una viñeta, nos ofrece una unidad temporal o secuencia que no es instantánea. No es una foto fija, sino que abarca un periodo de tiempo más o menos extenso, ya que en ella ocurren cosas mientras la recorremos con la vista, como diálogos entre personajes o movimientos argumentales, que necesitan su tiempo: Unos pocos segundos (alguien corriendo), minutos (diálogos) u horas (un personaje durmiendo).

Pero una imagen aislada no es una narración gráfica, es una ilustración. Para narrar gráficamente es precisa la sucesión de imágenes, normalmente con un avance cronológico de la acción. Entones se le pide al lector que colabore, relacionando una imagen con la siguiente y asumiendo el espacio o tiempo transcurrido entre una y otra, que se ha elidido.

Esta tira es mía. Pertenece a la serie "Hace la tira", publicada en avilabierta.es

Disponer una serie de secuencias fijas, es la forma de narrar que tiene este lenguaje, el cual se puede enriquecer con añadidos. El más importante es la palabra escrita, encerrada en carteles, o en “bocadillos”, para indicar la voz del narrador, o de los personajes. Otra forma de palabra escrita son las onomatopeyas, que expresan los sonidos de forma contundente, con presencia “física” al lado de los personajes.

Finalizo con una recomendación, que desmiente palpablemente su encasillamiento en “literatura juvenil superficial”. Una de las últimas obras que he leído se titula “He visto ballenas” de Javier de Isusi, publicado por Astiberri, que muestra una visión clarificadora en el momento actual del denominado “conflicto vasco” o terrorismo de ETA. Centrándose en tres personajes, Isusi realiza una revisión de cuatro décadas de nuestra historia más cercana, narrando escenas significativas de la vida de los protagonistas y realizando elipsis argumentales que expresan más de lo que callan. Todo ello provoca en el lector una reflexión lúcida, sin manipulación, ni dogmatismos.



3 comentarios:

  1. Conmigo lo has conseguido: ahora dejaría cualquier otra cosa -no perentoria- si tuviera ese libro a mano. Incluso andaría un par de kilómetros o pagaría un par de euros.

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  2. Te lo presto sin problemas. Te escribo por privado.

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