Llevamos siglos a vuestro lado y aún no os habéis dado cuenta. Cuando en nuestro sistema solar la vida se hizo inviable, buscamos un destino donde poder subsistir. Y lo encontramos. Así llegamos a la Tierra hace 10.000 años, aproximadamente. El problema era que estaba habitado por seres «inteligentes». Quisimos acabar con vosotros para sustituiros, pero no de una forma rápida, aún teníamos tiempo. Decidimos vigilaros y controlaros para indagar la mejor forma de exterminio. O, si acaso, ver la posibilidad de compartir planeta. Ya estamos seguros de que esto último no es posible y hemos iniciado el proceso de extinción. Si esperamos un poco más, desapareceríais vosotros mismos de forma infecunda.
La humanidad se ha hecho a sí misma a base de guerras. Lo sabemos,
porque hemos sido notarios de ello. Desde las primeras civilizaciones hasta las
más avanzadas, la guerra ha sido vuestro motor de desarrollo. Os ha
posibilitado tanto avances médicos, para curar heridas, como avances
tecnológicos que lesionan y matan. Primero flechas y más tarde misiles. Y no
curáis las heridas por piedad, sino para que el soldado siga en activo.
Matando. Y no se fabrican los proyectiles y dirigibles para el avance de la
ciencia, sino que la ciencia avanza para poder teledirigir misiles con los que
destruir al enemigo.
Esa es vuestra historia. Lo sabemos. Y la conocemos muy bien
porque llevamos siglos observándoos. Sois salvajes, insubordinados y prestos a
responder a la violencia con más violencia. No merecéis seguir habitando este
planeta hermoso. Debéis ser erradicados de la Tierra, sepultados en la tierra.
Ya ha comenzado la aniquilación. Pero no lo sabréis nunca. Vuestras crónicas
están llamadas a desaparecer, enterradas con vuestros cuerpos.
El proceso está en marcha. Lleva siglos en prácticas, pero
lo anterior no eran más que pruebas. La peste negra y otras pandemias, tan solo
nos sirvieron de material de ensayo. Lo de ahora sí que va en serio, lo habéis
llamado COVID19, pero es el arma letal definitiva que acabará con vosotros.
Con la primera oleada habéis muerto miles, cientos de miles,
millones, y parece que sois ajenos a lo que os sucede. Se os hunde la economía,
mueren vuestros familiares y amigos, pero no habéis entendido nada. Seguís de
fiesta, os vais de vacaciones, continuáis vuestra vida. Todo sigue igual que si
no pasara nada.
Esto no es nuevo. En los siglos medievales, con otras
pandemias, hacíais carnavales, os poníais máscaras con picos de cuervo, donde
ocultabais perfumes que pensabais que os protegían. Cantabais, bailabais, os
divertíais, mientras algunos afligidos se dedicaban a quemar cadáveres.
Ocultad a vuestros ojos la realidad, esconded la cabeza como
el avestruz para no enteraros de nada. Ha llegado el momento de pararos los
pies, porque si no, acabaríais con lo que queda de este hermoso planeta.
Quemando petróleo, ensuciando los mares, contaminando el aire, destruyendo la
diversidad de especies. Pensáis que las vacunas os van a proteger, pero las
mutaciones del virus serán tan letales, que cada ola será mucho peor que la anterior.
Después de la primera ola pandémica, vinieron la segunda y
la tercera. No seréis conscientes de que se acerca vuestro fin y eso será con
la quinta ola. Ni sabréis quién lo ha causado, por más que hemos estado a
vuestro lado en todo momento. No somos más que enviados y hemos encontrado el
mejor de los disfraces. Yo mismo os he hecho mimos, me he rozado con vuestras
piernas, me habéis metido en vuestras casas, me habéis acariciado y he
ronroneado en vuestras rodillas.
¿No os habéis dado cuenta de cómo os miraba a los ojos? ¿No habéis entendido que mi mirada era más inteligente que la vuestra?
LIBRO RECOMENDADO:
- Miau, de Benito Pérez Galdós
Genial, Cristóbal. No digo más por no estraperlo. Me has dejado pensando en la razón que tiene el minino remitente. Lo que dice en tu blog está muy lejos de ser "Obra ligera y de poca piedra", como creo que dijo Galdós de su Miau. Es para reflexionar, aunque ello nos dé miedo, viéndonos avocados a la etapa final. Enhorabuena, amigo. Un abrazazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo, aprecio en lo mucho que valen tus comentarios por la admiración que te tengo. Un codazo cariñoso, que todavía no nos permiten los abrazos.
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