viernes, 27 de marzo de 2020

La fauna del jardín

Soy un caracol de jardín. Mi vida es aburrida: subir tallos, bajarlos, buscar humedad, mordisquear, en fin lo corriente en alguien de mi insignificancia. Aunque esto me sirve también para pasar desapercibido y, como este jardín es urbano y está muy frecuentado, me dedico a estudiar a la fauna. De lo que más hay son perros, que traen a unos humanos grandotes arrastrados por una cuerda. Pero no me interesan los seres inteligentes, que ríen, disfrutan, corren y traban relaciones con otros similares. Esos no. A los que me gusta estudiar es a los otros, a los humanos. Seres taciturnos, que parece que vienen por aquí solo a cuidar y proteger a sus amos caninos. No se les ve rasgo de felicitad alguno, sino de resignación más bien.

Ilustración Julio Veredas Batlle

Estoy haciendo un catálogo de ellos, de sus diversas tipologías, aunque no haya demasiada variedad. Pero, afinando, sí que encuentro diferencias. Por ejemplo, los humanos de sexo femenino son algo más alegres. Suelen ser de tamaño ligeramente más pequeño, perfumados, huelen bien y hasta ríen alguna vez. Visten de forma muy variada y colorida. Tienen largas melenas y a veces van con trasquilones o con pelos pintados de forma artística. Sin embargo, los humanos de sexo masculino son todos… ¿cómo lo diría? Grises. Sí, aunque su aspecto no siempre sea de este color, su variedad en la vestimenta es tan pobre y tan descolorida, que parece que todos sufren alguna enfermedad. Su mayor tamaño no parece que les dé ninguna ventaja.

El ser humano es insustancial, aburrido, ya digo. Hilan unas palabras con otras y parece que se escuchan, pero ni se miran entre sí. Caminan y no saltan. Sujetan las carreras de sus amos, pero no corren. No se salen de los senderos marcados por setos y bordillos. Cuando se cruzan con un desconocido no lo saludan, ni le preguntan a dónde va. Se ignoran entre sí.

Ya podrían aprender un poco de sus amos perros, más desinhibidos, que no se andan con remilgos. Todavía no he visto a ningún humano acercarse a otro a olerle el culo.

viernes, 13 de marzo de 2020

Las flores


(Esto es un relato, pura ficción. Cualquier parecido con la circunstancias que nos rodean es simple coincidencia)

Aquella tarde lo vi por primera vez en el microscopio electrónico. Era bellísimo. Esférico y envuelto en un anillo de estructuras redondeadas que le daban forma de corona. Si alguien puede sentirse orgulloso de la criatura que ha creado, aunque sea algo monstruoso, es un científico. Y lo haría igual aún en caso de que no fuese tan bella, simplemente por haber finalizado un largo proceso de estudio, ensayo, prueba y error.

Enseguida me advertiste:

—Me he enterado de que los tipos que estaban ayer con los directivos pertenecen a los servicios secretos.

—¿Y? —fue mi réplica. Te respondí con una pregunta absurda, porque de sobra sabía lo que eso significaba.

—¿Que qué pintan en un laboratorio unos agentes de la Inteligencia?

—Eso no es cosa nuestra. Somos científicos, realizamos nuestro trabajo, que ellos hagan el suyo y los directivos el que les corresponda.

—Pero no pueden querer nada bueno. Lo que estamos desarrollando es potencialmente peligroso, podría utilizarse como arma biológica.

Me lo dijiste muy claro y no quise creerte. Más tarde añadieron al equipo un par de científicos, que venían de laboratorios militares y que nada pintaban con nosotros. Tu insistencia fue vana. Querías que hiciéramos fracasar el experimento para destruir la cepa, como si hubiese sido inviable. Me pusiste en un dilema, pretendías destruir varios años de trabajo y acabar con mi criatura, que entonces no tenía nombre. Pensé en denunciarte a los directivos. Sabía que, si no te denunciaba, tú mismo la destruirías, a espaldas mías. Sabía que si te denunciaba te harían desaparecer a ti, en un accidente. No eran más que bulos, pero todo el mundo decía que esas cosas ocurrían.

Y ahora sé que estas flores que te traigo hoy, cuatro años después, a tu tumba, no me eximen de culpa, pero ya es lo único que puedo hacer para mitigar mis lágrimas, que se derraman cada vez que pongo las noticias.