¿Debe Felipe VI pedir perdón por la conquista de México en
el siglo XVI, como le ha solicitado su presidente López Obrador?
Sí, ¿por qué no? No cuesta trabajo, ni es denigrante, además
de que puede realizarse como un gesto simbólico y generoso, al igual que se
pidió perdón a la comunidad sefardí en 2015 por su expulsión de la Corona de Castilla
en 1492.
Dicho esto, voy a argumentar algunas cuestiones.
El presentismo es injusto. Consiste en juzgar tiempos
pasados con los parámetros de nuestros días. Ciertamente hoy en día la
conquista e invasión de otras tierras es algo inconcebible, pero en el siglo
XVI era cosa corriente y aceptada por todas las naciones, sin excepción. ¿Hubo
crímenes y masacres? Por supuesto, ¿en qué guerra no los hay? Lo que se tiende
a olvidar es que los mexicas eran extremadamente más crueles que los
castellanos. No es necesario describir los sacrificios humanos diarios y el
canibalismo, basta tan solo con ser conscientes de que su estado bárbaro era
similar al que tenían los pobladores europeos prehistóricos, o los mismos
romanos, con sus circos y espectáculos de gladiadores. ¿Qué tenían una rica cultura? Claro. Y
los romanos también.
Los aztecas igualmente fueron unos conquistadores. Tienen un
origen mítico en Aztlán, mucho más al
norte, por lo que se los llamó aztlanecas,
que acabaría derivando en aztecas,
aunque auténticamente eran mexicas o mexicanos. Cuando colonizaron las dos
islas más grandes del lago de Texcoco en el siglo XV, poco antes de la llegada
de Cortés, sometieron a los pueblos de alrededor y los explotaron, haciéndolos
pagar tributos que los empobrecía y requiriendo a sus jóvenes como víctimas
sacrificales. Siendo los mexicas una minoría extranjera y opresora
han dado hoy nombre al país.
La conquista europea no la realizó Cortés con sus quinientos
hombres, cien de ellos marineros, ni con los novecientos, aproximadamente, que
llegaron a contarse al final. Le hubiera sido imposible enfrentarse con éxito a
ejércitos de cientos de miles de guerreros muy preparados. Cortés tan solo fue
un hombre muy inteligente que manipuló a los pueblos oprimidos, enfrentando a
grandes ejércitos de tlaxcaltecas, cempoaltecas, etc., contra quienes les sojuzgaban
y a quienes odiaban. Cortés no tuvo ningún problema en encontrar partidarios,
una de cuyas figuras más destacadas fue la india Malinche, que actuó de muy buena fe a favor de los invasores. Hay
que hacer notar que la conquista del imperio mexica duró poco más de dos años y
que el imperio invasor fue menos cruel que de lo que era el imperio desplazado.
Los invasores europeos vieron a dioses como Huitzilopochlti
como auténticos demonios, que necesitaban el corazón arrancado aún latente de
las víctimas para ofrecer sus favores guerreros. El suplantar una religión tan
cruenta por otra más amable que predicaba el amor y que tenía a una mujer como
uno de sus grandes iconos es lo que realizó el milagro de la rápida conversión
de los indígenas. El trasunto de la Virgen de Guadalupe es una advocación de la
Castilla de la época, que adoptaron los indígenas inmediatamente y con un
fervor que llega a nuestros días.
A los españoles nunca se nos ocurrió exigir que nos pidan
perdón por la invasión francesa de 1808, por la invasión musulmana del 711 o
porque los romanos acabaran con las culturas celtas e iberas en el primer siglo
antes de Cristo. La península ibérica ha sido invadida más veces que América y
nuestra cultura es la síntesis de esas aportaciones de población.
Si hoy en día nadie entendería que a alguien se le acusara
del delito que cometió su padre, menos entendible sería ser acusado por el que
cometieron su abuelo o sus antepasados de hace quinientos años.
Otro dato que no suele tenerse en cuenta, es que el país que
realizó la conquista de México era el reino de Castilla. Por aquel entonces
España no era más que un nombre geográfico, pero no político. Por ejemplo, la
Casa de Contratación y todas las instituciones que controlaron la conquista y
colonización de América dependían directamente de la Corona de Castilla,
desvinculadas del resto. Tanto es así que los aragoneses eran tan extranjeros,
como los alemanes, aunque compartieran el mismo rey. Tampoco la dinastía de los
Trastámara y los Habsburgo se corresponden con la monarquía borbónica de Felipe
VI.
No obstante, los castellanos nos sentimos orgullosos de que
nuestra reina Isabel quisiera a los habitantes de América como súbditos, iguales
a los de la península, y nunca como gentes conquistadas. Insistió mucho en ello
e incluso lo dejó por escrito en su testamento. Los siguientes reyes
continuaron esta política y así se elaboraron las Leyes Nuevas en 1542, para
evitar los abusos e incluso hubo una pugna filosófica, la Controversia de
Valladolid, celebrada entre 1551 y 1552, en la que se debatieron los derechos
de conquista y la forma de tratar a los conquistados, según las propuestas de
la Escuela de Salamanca, cuyo máximo exponente era Francisco de Vitoria. En
ella contrapusieron sus posturas Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda.
¿Qué país de la época, o de épocas posteriores, tuvo una posición ética de tal
calibre?
Los castellanos nos sentimos muy orgullosos de fray
Bartolomé de las Casas, que fue nombrado obispo de Chiapas, pero que regresó a
la península y nunca dejó de ser castellano. Aquí luchó con todas sus fuerzas
por los derechos de los indios, incluso exagerando las masacres y crímenes para
conseguir sus propósitos. Y, a pesar que luego fue utilizado para crear la
Leyenda Negra, él no era Holandés, Inglés o Francés.
Por tanto, me reafirmo en mi proposición del inicio, si
podemos sentirnos orgullosos por la postura ética de los castellanos del siglo
XVI en muchos aspectos, no tienen que dolernos prendas por pedir perdón por las
crueldades de una guerra, en la que no participamos nosotros, ni siquiera
nuestros antepasados, ya que los responsables fueron los antepasados de los
actuales mexicanos, tanto de procedencia indígena como europea.
Hace ya 200 años que México es independiente y responsable
de la evolución política, económica y social de sus habitantes. Es injusto que
se culpe a la colonización de sus problemas reales o imaginados. Una guerra
llevó a los europeos al continente americano y otra guerra de independencia los
desvinculó, por la cual no se nos ocurre tampoco solicitar que se nos pida
perdón. Es una pena que en tiempos pasados fuera la guerra y la fuerza bruta la
que relacionara a los pueblos, pero es algo que sucedió. No debemos consentir
que vuelva a repetirse, para eso sirve la Historia. Lo que sí que podemos es
reconocer los lazos que nos unen y hermanarnos para tener un futuro juntos en
el que podamos crecer. Los españoles agradecemos enormemente que cuando pasamos
por la guerra fratricida del siglo XX, México acogiera a nuestros exiliados y,
en en la actualidad, España puede servir de apoyo contra el verdadero rival
actual de México, que no es otro que el que quiere construir un muro de
separación. Compartimos lengua y cultura, sentimos como nuestros a Octavio Paz,
Juan Rulfo, Carlos Fuentes y pensamos que en México también se estima a García
Lorca, Miguel de Cervantes o Juan Ramón Jiménez. Y juntos podemos admirar a
extranjeros como Rubén Darío, Vargas Llosa o Jorge Luis Borges.
Pobres de aquellos pueblos que busquen enraizarse en una
genealogía, en lugar de aceptar el multiculturalismo. Igual que en España somos
iberos, romanos, celtas, árabes, germanos y judíos, en México son herederos de
todos ellos por nuestra sangre, tanto como también son aztecas, olmecas, mayas,
mixtecos o zapotecas.
Aunque queda claro que el proceso de la conquista no debe ser visto como algo totalmente negro o totalmente rosa. Aunque queda claro que los aztecas eran un pueblo más sanguinario que los castellanos. Aunque queda claro que ha habido beneficios mutuos para mejicanos y españoles como resultado del encuentro entre ambos pueblos… yo retiraría la frase de que pedir perdón es algo absurdo. Sería un gesto de buena voluntad. No se trata de una imposible reescritura de la historia sino de priorizar la amistad entre los pueblos por encima de cualquier otro principio.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Y agradecido por el comentario. Rectifico y modifico el encabezamiento para quitar que pedir perdón es algo absurdo. Además de que eso contradice la afirmación de que se trata de un gesto simbólico y generoso. No podemos cambiar lo sucedido, pero sí mostrar que queremos tender lazos de amistad.
ResponderEliminarMuy buen análisis y sabias reflexiones, Cristóbal.
ResponderEliminarPedir perdón es un gesto que honra a los humanos, pero solo dignifica a aquellos que lo piden por sus propios errores.
Pedir perdón por algo que tú no hiciste, carece de sentido y solo lleva al engaño. Que te quieran hacer responsable de lo bueno o lo malo que hicieron tus antepasados, delata la imfamia del mentiroso, la bajeza moral del ruín, la estupidez del necio y el desconocimiento del ignorante.
Yo pido perdón por lo que hago, pero sería para mí ridículo pedir perdón por lo que hicieron mis propios padres. A veces se me ocurre pedir perdón por el mal funcionamiento de la administración de Justicia para la que trabajo, pero no es sincero, precisamente porque normalmente acabo de demostrar a la persona a quien pido perdón, que la culpa no es mía, sino de otros funcionarios.
ResponderEliminarEso del presidente Obrador es simplemente una cosa populista, una cortina de humo. Conozco personalmente a mejicanos, peruanos, colombianos, y nunca se me ocurriría pedirles perdón, ni tampoco aceptarlo de un francés o de un romano. Como yo, ellos personalmente ¿qué culpa tienen?