Comienzo el año con un listado en el que declaro mi
ignorancia. Voy a enumerar cinco aseveraciones que están periódicamente en boca
de muchos e impregnan los medios de comunicación, pareciendo afirmaciones incuestionables,
pero que a mí me producen sarpullidos, ya que me parecen profundas idioteces o
cuando menos manipulaciones intencionadas de la verdad, que buscan satisfacer
espurios intereses.
1.- Hay que incentivar la natalidad
El país envejece, los trabajadores no son suficientes para
pagar las pensiones, hay que buscar medidas para aumentar la natalidad y
rejuvenecer la población.
¿En serio?
Después de las históricas revoluciones industriales, sanitarias y
alimenticias la población mundial ha aumentado tanto que ya la naturaleza no
tiene el potencial suficiente para tragarse todas nuestras basuras, que flotan
asfixiando los mares y envenenan las tierras. Hay hambrunas y aglomeraciones
urbanas, no quedan tierras ignotas, los gases metano y los purines de las
explotaciones de carnes que consumimos están acabando con el medio ambiente…
Por ejemplo, nuestra península en el siglo XV tenía unos
ocho millones de habitantes. En esa época ya se podían quemar bosques, matar
ciervos o tirar basuras al mar, que el medio ambiente era capaz de regenerarse.
En el mundo actual una península Ibérica con poco más de 50 millones de
habitantes puede considerarse incluso poco poblada, pero su antropización la tiene esquilmada. ¿Qué
decimos entonces de lugares superpoblados?
Si en las sociedades avanzadas disminuye la natalidad, no
tenemos que tomar medidas extraordinarias, tan solo repartir la riqueza para
que todas las sociedades sean avanzadas. Siempre será mejor este remedio que el
clásico. Me estoy refiriendo a las guerras, ya que este tipo de desastre
conlleva un boom de natalidad posterior.
2.- Hay que fomentar el alquiler en lugar de la compra de viviendas
Estamos mal acostumbrados, dicen. Nos pensamos que el ideal
es ser propietario de nuestra vivienda, cuando eso nos resta movilidad y nos
ata a hipotecas que nos ahogan. Lo que debe hacerse es alquilar la vivienda
donde desarrollaremos nuestra vida.
¿En serio?
¿Quieren transmitirnos que el dueño del lugar donde vivimos
debe ser un especulador? ¿Qué no podemos poseer ni los cuatro ladrillos que nos
cobijan, porque es un lujo que debemos dejar a los ricos? ¿Nacemos pobres y
vivimos de prestado?
Con la salvedad de los jóvenes que aún no se han establecido
definitivamente, hasta que terminen sus estudios o se casen, ¿por qué no
podemos ser dueños del lugar donde vivimos? ¿Por la movilidad? O sea, nos dicen
que seamos esclavos del capitalismo y estemos dispuestos a movernos allí donde nos
necesite un especulador. ¿No es esto esclavitud?
Si acaso decidimos cambiar de residencia y estamos pagando
una vivienda, no tenemos más que recuperar ese dinero vendiéndola para
trasladarnos a otro lugar. El hecho de que las hipotecas sean inasumibles por
economías precarias no es más que el efecto del cruel capitalismo desmedido, al
cual un Estado justo debe poner límite.
3.- Hay que elevar la edad de jubilación
¿En serio?
El 20% de paro, por quedarme corto, ¿y deben seguir
trabajando los viejos en lugar de los jóvenes?
Si el Estado no reparte el trabajo y las rentas, es una
falta del Estado. Si trabajan los viejos en lugar de los jóvenes es falta de
cordura. Al mundo robotizado al que vamos, que disminuirá paulatinamente los
puestos de trabajo, no le queda más remedio que buscar una solución para
distribuir las rentas y para que trabajen los jóvenes. No se necesitará mucha
mano de obra, pero sí un estado justo, que impida guetos de ricos atrincherados
para impedir que los pobres busquen la justicia de forma violenta.
4.- Hay que impedir que se despueble el mundo rural
Otra chorrada. Monumental.
Sé que con esta cuestión me la voy a cargar, pero me da
igual.
Quieren transmitirnos que debemos ir a habitar lugares que
tienen la sanidad a no menos de cien kilómetros, que no cuentan con Internet,
donde hay pisar barro y nieve, ordeñar vacas improductivas porque deciden
importar la leche de Francia. Nos envían a un lugar donde hemos de olvidarnos de
lo que es el teatro o el cine, a gastar gasolina en transporte escolar, etc.,
etc., etc.
Yo sé dónde mandaría a vivir a quien me vuelva a recomendar
esto. La civilización pisa mejor el adoquinado de una acera, que la boñiga de
una vaca.
A mí me encanta el campo y la montaña, pero no para vivir en
sus incomodidades, sino para disfrutarlo en vacaciones. Si el campo se
despuebla, es terreno que gana la naturaleza para repoblarse, para que pueda
vivir el lobo sin ganaderías, para que haya ríos limpios, para que existan
lugares de reserva natural, donde una vez hubo una población. Población que era
esclava de la dureza de vida medieval basada en la subsistencia agrícola o
ganadera.
5.- El que crea empleo es el empresario
Esto ya sí que es el acabose. Y no se lo discutas a un
neoliberal que te quema en la hoguera.
Voy a tratar de resumirlo. Vivimos en una economía
capitalista que está regida por el mercado. En ese mercado hay una oferta y una
demanda. El empresario surte la oferta y todos tiramos de la demanda. Pero el
mercado tiene lo que tiene, que son los sueldos de los ciudadanos, los cuales
no son flexibles, pues no pueden gastar más que lo que ganan. Ya sabemos lo que
pasa si gastan más. Si un empresario espabilado fabrica, digamos por ejemplo,
unas bicicletas más modernas, de más calidad y a un precio asequible, aquellos
que se van a comprar una bicicleta comprarán una de estas, lo cual significa
que dejarán de comprar otra que hubieran comprado de no existir la nueva
oferta. O sea, que lo que fabrica uno lo deja de fabricar otro, a no ser que se
lo coma con patatas. El nuevo empresario dice que ha creado empleo, pero se
engaña, pues su competidor ha tenido que cerrar la fábrica y despedir a los
suyos. El resultado no es la creación del empleo, sino el robo de los
empleados. Y es posible, incluso, que con menores retribuciones, ya que
necesitaba vender barato. Estas retribuciones menores reducirán la demanda, por
narices, y habrá menos dinero en el mercado.
El único que crea empleo es el mercado, cuando los
compradores aumentan su salario. Y esto solo lo puede hacer el Estado, nunca el
robaempleados, que por otro nombre es
conocido como empresario.
¡Hala! Ya he dado cinco motivos para colgarme. Pero si alguien caritativo quiere sacarme del
error, deberá convencerme razonando, no desacreditando.
Siento no poder desacreditarte ni llevarte la contraria. Mis pensamientos coinciden con los tuyos, casi en su totalidad. Eso sí, yo soy uno de esos locos” soñadores que viviría en el pueblo, si mi familia quisiera, pero ellos opinan de forma diferente.
ResponderEliminarUn abrazo