Soy escritor porque escribo. Me justificaba así en la
primera entrada en este blog, sin saber entonces por qué tenía que justificarme,
pero creo que ahora lo comprendo. No he sido un escritor vocacional que soñase
durante toda su vida con serlo. Cuando mis actividades me lo permitieron,
dediqué mi tiempo libre, hace ya diez años cuando sobrepasados los cuarenta, a
escribir mi primera novela. Disfruté tanto con ella que, sin tener en cuenta el
recorrido que pudiera llevar, vislumbré un camino a seguir que me llenaba y me
entusiasmaba. ¿Cómo no lo había visto antes? Me planteé entonces una novela más
ambiciosa, una novela histórica, y me impliqué en su trabajo durante cuatro
largos años. El resultado superó mis expectativas y la satisfacción subsiguiente
me hizo reafírmarme en mi intención de dedicar el mayor tiempo posible a escribir. Aparte de estas dos novelas, había
escrito algunos poemas sueltos, después un libro de poemas que fue un regalo
personal, e incluso un ensayo. Entonces, y solo entonces, lo tuve claro. Era
escritor. Este blog lo comencé en el mes de agosto de 2013, cuando ya estaba
“en máquinas” mi segunda novela, y le di su título. ¿Promoción, ensayo de
literatura…? No lo sé. Ignoro la intención real, de la misma forma que ignoraba
si iba a ser capaz de darle continuidad periódica. Luego he comprobado que
sacar cada entrada en el blog me resulta más fácil y gratificante de lo que
llegué a imaginar, así que le preveo una larga vida… Pero, ¡quién sabe!
Al concluir el primer año, 2013, eché la vista atrás e hice
una recapitulación. Eso es lo que me mueve a hacer lo mismo con el año 2014. No
sé al lector, pero desde luego creo que a mí sí que me sirve, porque me ayuda a
reflexionar sobre lo realizado, para trazar una vía a seguir. Nunca me
preocupó, lo afirmo sin ambages, tener lectores, aunque confieso que deseo llegar
al mayor número de posible, pero no es ese el motor que me mueve cada quince
días a escribir. Este es el blog de un escritor, que escribe sobre lo que le
interesa y de lo que sabe, aunque sea poco. Sí que me preocupa mucho la calidad,
y me tomo con toda seriedad cada entrada, dedicándole todo el esfuerzo
necesario, y dotándole de toda franqueza. Opino que un escritor debe
desnudarse, o no ser. Las imposturas, las hipocresías y las mentiras alejan
lectores. Tan sólo espero que mi desnudo intelectual sea más bello que el
físico, en una persona como yo, que ya he sobrepasado el medio siglo de vida y
nunca fui guapo.
Para preparar este artículo he repasado las entradas de
2014, descubriendo algunas cosas interesantes. De las veinticuatro entradas,
seis han sido relatos: Habladurías, La rubia de la moto, Tríptico negro, Lenguas muertas, Neolítico y Lo que escondía la sacristía, que ha sido la última del
año. Todas, menos la primera que era una adaptación de otro relato que ya tenía
escrito, han sido realizadas ex profeso para este blog. Con ellas cubro mi
parte de creación literaria y espero que hayan sido entretenidas para quienes las hayan
leído. Tengo la secreta intención, no se lo digáis a nadie de, tal vez algún
día, recopilar todos los relatos en un libro. ¡Quién sabe!
Sobre literatura o vida literaria, he realizado cuatro
entradas. En El poder de las palabras divagaba sobre mi percepción de lo
que es la literatura. Luego presenté un reportaje fotográfico sobre el I Encuentro de Novelistas en Ávila, que organicé con un par
de amigos escritores, y del que me siento orgulloso, a pesar de los fallos.
Este año ya estamos pensando en la segunda edición que, sin duda, ocupará su
lugar en este blog. Con Soy el Rey del Mambo, me desahogué de ciertas críticas que
me llegaron a los oídos por habernos presentado unos noveles como si fuéramos
literatos de verdad. Y en Las piedras en el camino de un escritor novel realicé
confesiones personales sobre las dificultades a las que me enfrenté al salir
del armario como escritor. Y, repito, soy escritor porque escribo, lo demás es
cosa vana.
Me he atrevido a sacar de cajón un par de poemas, que ya
tenía escritos, a los que adorné con una explicación, nada nuevo, así me comparo
a San Juan de la Cruz. Por ambición que no quede, pero para que no me caigan
muchos palos haré obvio que la comparación está en que ambos explicamos los
poemas, no en la calidad de ellos, claro. Esas entradas eran Semana Santa y 39 años.
Llevo desde hace tiempo una batalla sin cuartel y quijotesca
por la defensa del idioma castellano, principalmente ante la preeminencia del
inglés, que quieren imponer a capa y espada y sin reflexionar sobre el daño que
se causa al tercer idioma del mundo por el número de hablantes y que no
quedaría mucho más atrás por la calidad de su literatura. El año pasado ya tuve
algún artículo al respecto, pero los de este año, y si alguien revisa alguna
entrada le sugiero que no deje pasar estas, han sido Guerra de sexos, El señor alcalde y sus hijitas, sin olvidar Lenguas muertas, ya referenciada anteriormente como relato.
Cuatro entradas han sido directamente discursos políticos.
No escondo mi ideología y, en ellos, trato temas que me han preocupado. Como
los Brochazos gordos para pintar la crisis, que surgió de la
ira de ser consciente de la estafa a la que nos abocaba el capitalismo,
disfrazado de cordero liberal. La sinrazón de la razón manipulada, en la que me
posicionaba como republicano, ante la abdicación del rey padre. Un
paso al frente, que yo también daba para apoyar al autor del libro homónimo,
represaliado por destapar en una novela la corrupción del ejército español. Otra corrupción más. Y
la última, Visca Catalunya Lliure, un peligroso posicionamiento de un
castellano por la libertad de elección de su forma política por parte de los
pueblos. No creo en las ideas sagradas y los países son creaciones artificiales
por parte de uno o diversos pueblos.
Un empeño personal ha sido tratar a la narración gráfica con
toda la estimación que merece, iniciando una serie de artículos, que proceden
de un ensayo que escribí intentando demostrar que nos encontramos ante un arte
con mayúsculas y no ante un entretenimiento de niños. Sinceramente, me estoy
planteando su continuidad, ya que han sido las entradas con menos visitas.
Quizá este no sea su lugar. Pero no he tomado todavía una decisión. Estas
entradas eran Narrativa Gráfica, Narrativa Gráfica I y Narrativa Gráfica II.
Finalizo con tres entradas que me quedan descolgadas, pero a
las cuales considero interesantísimas. En Las chicas son guerreras, repaso el movimiento feminista y
hablo del travestismo de una adolescente. Confieso mi intención de querer sacar
a la luz un caso peculiar, que justifica algo que puede parecer irreal en mi
novela “Lo demás es cosa vana” y de lo que no quiero hablar más, por si alguien
piensa leerla. Pero los que la han leído me comprenderán. En Un eslabón más para la cadena, respondí a la petición de un
amigo para sumarme al grito que ha surgido en Extremadura por la conservación
de un pequeño edificio singular, la capilla de Talaván. Y con Números cósmicos, actualicé un escrito que tenía en el
cajón desde hace una enormidad de años, en el que me planteaba los límites de
nuestro Universo.
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