Dormido o despierto
no paro de soñar.
Estoy hecho de plumas
y me dejo llevar
por la brisa, por el aire,
por el puro azar,
que traza mi destino,
al que quiero llegar
sin parar de soñar.
El cielo infinito
y el ansia de volar,
de fundirme en el azul,
de licuarme en el mar,
atrapar el horizonte
con el continuo navegar.
Y no dejar de soñar.
me dejo arrastrar.
La dulce marea me lleva
a las costas de ultramar.
Y, estático, indolente,
no me quiero rebelar,
no quiero dejar de soñar.
La vida la paso en sueños,
pues el duro despertar
aterra mi consciencia
y comienzo a llorar.
Despertar a la vida
no es más que acabar.
Es terminar de soñar.
Por eso quiero dormir,
no me quiero desvelar.
Por siempre quiero soñar.
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