viernes, 28 de abril de 2017

El largo viaje del LSD al ADSL

Por azares de la amistad y de la vida literaria ha caído en mis manos uno de los libros que más me ha sorprendido en mi vida de lector y que lleva por título el de este artículo.

Este Largo viaje es una novela políticamente incorrecta, lo cual hay que advertir de inicio ya que hoy en día la gente que se expresa en público tiene que medir cada palabra que dice, por si hay algún colectivo que pudiera sentirse ofendido. Así que advierto, en este libro se maltratan animales, se glosa la ludopatía, hay muertes escabrosas, asesinatos cruentos, drogas, alcoholismo, yonkis, prostitución, gallegos, catalanes, abulenses, inmigrantes y otras gentes de mal vivir. Pero una vez superados los prejuicios, nos encontraremos con una lectura atractiva y adictiva.

Con mucha ironía, se retrata a un autor consagrado, un autor muy pagado de sí mismo, Toni Tonelada, que va de recital en recital, desplegando generosamente su arte, con la resignación del que se sabe en la cumbre y está ante ignorantes. En el desarrollo de la novela, Toni, cansado de su rutinaria vida de divo, decide embrutecerse y, en este camino, pasaremos las páginas más hilarantes; acudirá a estadios de fútbol, a hablar con gente de la calle, a discotecas, etc., acabando su embrutecimiento como asesino. Se echa una mochila a la espalda y hace auto-stop, con la idea de matar a todo conductor que lo recoja. Idea que lleva a cabo prolijamente, para horror de los ojos lectores.

Presentación en el Café del Mercado, Ávila, el 20 de abril
Paralelo a la evolución de Antonio/Toni a Hank, tenemos el contrapunto en el personaje de Enrique, que evoluciona a Henry. Es una persona normal que quiere ser escritor y, sobre todo, es un gran admirador de Toni Tonelada y aprovecha para iniciar su carrera un golpe de fortuna: recibe una herencia por la muerte de su madre, pudiendo dejar su trabajo como tanatopráctico, para dedicarse a su pasión por escribir.

El ascenso de Enrique a Henry, se realiza de forma peculiar. Analiza la obra de su escritor admirado hasta llegar a una novela singular, La vuelta al mundo en 80 tilas, en la que descubre que Toni utiliza el asesinato como parábola existencial y ello le da una nueva forma de ver el crimen, “hace que te apetezca probarlo”. Así inicia su carrea como asesino de autoestopistas, a los que recoge conduciendo su coche. Y de esta forma se cruzará ineludiblemente con su ídolo, el Hank autoestopista, asesino de conductores.

Ninguna foto hará justicia a la divertidísima presentación
Pero eso no es más que el esqueleto donde Ánzoni articula su rica prosa, la cual es la que lleva al lector embelesado desde el comienzo al final, nunca esperado, del relato. Él me decía que a su novela le falta el haber lanzado un gancho argumental que mantenga al lector interesado en saber qué es lo que va a pasar y en buscar el desenlace final; pero es que no le hace falta, pues la novela se deja leer por sí sola.

Cervantes en El Quijote, introduce variado material literario que no tiene nada que ver con el argumento general de la novela. Así pone muchos poemas intercalados y varias novelas, ya sean leídas por los protagonistas, o interpretadas ante ellos. Recordemos a El Curioso Impertinente, a la pastora Marcela y Grisóstomo, a Luscinda y Cardenio o la historia del cautivo. Ánzoni de la misma forma introduce poemas, los propios de Toni Tonelada y varias novelas, relatos y películas: Sus poemas rudimentarios y su Trilogía de Lorca, Paula (guión cinematográfico basado en un cuento de Toni Tonelada), Re-cuerdas (obra teatral de Toni), la Novela Negra Chueca, Apocaelíptica (ciencia ficción sobre el fin del mundo), su relato Never and never nevera, o el cuento de la serie Fábulas Fabulosas Tirita la ratita rita, entre otros.

Ánzoni, enmascarando con un seudónimo su auténtico nombre
La alusión a El Principito, es mucho más literal. Al igual que el personaje de Antoine de Saint-Exupery visita planetas, el personaje de Ánzoni visitará bares. El primer planeta estaba habitado por un rey con un gran manto de armiño, que se corresponde con el bar de la esquina que visitará Enrique, El Rey del Pulpo. En el segundo planeta del Principito hay un vanidoso que necesita que continuamente le admiren; pues el segundo bar es la Cafetería Vanity, donde una actriz cincuentona, muy admirada, frustró su carrera por no saber llorar. Y así hasta que en el séptimo planeta el Principito visita la Tierra y Enrique inicia un viaje alrededor de nuestro mundo, que no es otro que la Tierra.

No puedo resistirme a señalar alguno de los abundantes juegos de palabras que tanto me han hecho reír a mandíbula batiente. Desde el llamativo título, El largo viaje del LSD al ADSL, a las apuestas apestosas o cuando muere la madre de Enrique dejándole la herencia: “Gracias a su desgracia, su entierro desenterró aquella pequeña lluvia de fortuna”. Su anhelado lado escritor, los cuentos cruentos y varios desvaríos, los albañiles desolados que solaban, la cefalea que me malea o su cuento Tirita la ratita Rita, la cual un buen día tuvo un mal día y que acaba con la moraleja de “no vivas en La Moraleja”.

La última gran referencia literaria es Niebla de Unamuno, al cual le dijeron que lo que había escrito no era una novela, ya que se apartaba de los cánones clásicos del género y que el zanjó estando de acuerdo y diciendo que, efectivamente, no era una novela, que era una nivola. En esta nivola publicada a comienzos del siglo XX el personaje protagonista busca a su autor, Miguel de Unamuno, y habla con él de su propia vida inventada y le consulta sobre su destino. Y no puedo contar nada más del argumento pero me atrevo a decir que El largo viaje será la gran nivola de comienzos del siglo XXI.

Termino aquí, emplazándoles a que localicen este libro y lo devoren con fruición. ¡Ah, y no se pierdan la magnífica ilustración de su portada de José Torresano!

2 comentarios:

  1. El libro logra estar a la altura de esta magnífica reseña.Increíble pero incierto.

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  2. Ni yo mismo lo hubiera expresado mejor. Copio y pego. Muchísimas gracias.

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