El 5 de noviembre de 2016, a la hora británica del té –cinco de la
tarde, aunque en España eran las seis por capricho de un dictador que prefería
ajustar los horarios con la Alemania hitleriana–, en un pub irlandés, The Ha’
Penny Bridge Iris Pub, y en una tarde gris y lluviosa, se celebró una de las
principales fiestas británicas, La Noche de Guy
Fawkes, que conmemora el fracaso en
1605 de la Conspiración de la Pólvora –Gunpowder
Plot–, en la que un mercenario llamado Fawkes,
intentó volar el Parlamento Inglés, con los parlamentarios y la familia real
incluida, pero que acabó solo con él, como cabeza de turco de un complot que quería
devolver el catolicismo a las heréticas Islas Británicas. Este mercenario que
luchó con los Tercios españoles, es más
conocido aquí por la máscara de “V de
Vendetta” o de Anonymous, y bajo esa máscara quiso César Díez Serrano
presentar la conclusión de su trilogía de novelas de “La Edad de Acuario”.
Trilogía que no tiene por qué quedarse en tal, ya que algunos esperamos que se
convierta en tetralogía o tal vez en “decalogía”, para seguir disfrutando de
las andanzas del reportero gráfico Marcos Guillem como un Tintin contemporáneo.
En primer lugar agradezco a César el haber confiado en mí para
presentar, junto a él y a Alfredo Rodríguez, su novela, lo cual ya es todo un
acto de temeridad. Aunque lo más brillante de la presentación estuvo en el
vídeo que él mismo elaboró con comentarios de mucha gente impresentable, que
acabó arrancando las risas de todos los presentes.
La Edad de Acuario, primero de los libros, hace referencia al tiempo cósmico que
astrológicamente estamos iniciando y tiene sus implicaciones en forma de
teorías esotéricas. Con este acontecimiento César construyó una novela de
suspense y crímenes, un libro de viajes, una historia de amor no correspondido y
un libro de reflexiones políticas y, apurando, hasta deportivas. Llevando a los
protagonistas de Madrid hasta Londres, con una detallada descripción de
escenarios que trasladan la experiencia que tiene el autor sobre esos lugares.
Después de La Edad de Acuario, César publicó El misterio de Ana Bolena. Tomando esta vez como referente
histórico a la esposa de Enrique VIII decapitada por capricho tiránico, lo cual
llevó a su reino a separarse de la iglesia de Roma, la cual le negaba el
divorcio. El argumento policíaco sobre el robo de unos cuadros lleva de nuevo a
Marcos Guillem a Londres y a París, donde se presenta a un estrambótico
personaje de nombre Jean François y de apellido hispánico –Hernández–,
circunstancia que no le impide tener inquina a todo lo que venga de más abajo
de los Pirineos, como nuestro protagonista fotógrafo.
Conspiración en Londres, con la que concluye la trilogía, continúa
la forma narrativa de toda la saga, con dos personajes que nos hablan en primera
persona, como el que le está contando la historia a un amigo, que son el
fotógrafo Marcos Guillem y, esta vez, la pelirroja irlandesa Eileen O’Connor. Mujer interesante,
que cae en una vorágine de citas indiscriminadas con posibles parejas, acuciada
por el temor de que se le pasan los años sin tener alguien al lado, lo que le
lleva a más de una situación peliaguda.
César nos vuelve a llevar por las calles de Londres y de París,
ampliando la geografía a dos localizaciones belgas que también le son queridas
al autor, como son Bruselas y Gante.
El argumento de Conspiración en Londres parte del robo de una joya
que hereda una aristócrata belga y su posterior asesinato, en cuya
investigación se ve implicado el periódico londinense Gloucester Post, al cual acude nuestro fotógrafo cuando es
despedido del madrileño Crónica Hoy. Aparte de la relación del argumento con la
referida conspiración de la pólvora, César nos trae a colación otros
acontecimientos actuales, como son la emigración forzada de nuestros jóvenes
más preparados a causa de la precariedad laboral en España, o la reconversión minera que provocó la crisis social de los años ochenta del pasado siglo, con el
gobierno de Margaret Thatcher. Además
de otros temas como la ascensión al poder de líderes populistas que con recetas
simples atraen los votos de los desencantados o teorías conspiranoicas como El Club Bildelberg. Y todo eso aderezado
con la descripción de paisajes –la saga funciona como una buena guía de
viajes–, investigación periodística, toques de humor y asesinatos. ¿Qué más se
puede pedir?
Esta última entrega tiene la novedad de incluir unos códigos QR
con los que fácilmente se pueden ver vídeos de los escenarios descritos, que
han sido grabados por el propio autor.
Solo me queda una recomendación, además de leer esta novela,
visiten el Gloucester
Post. No el periódico en el que trabajan los protagonistas, sino la
página que ha creado César, donde con mucho sentido del humor repasa temas
abulenses que les harán echar unas risas.
P.S.: Para mi amigo Juan, Pepito Grillo de mi conciencia: esta vez
no he podido evitar los anglicismos, pero el tema lo requería. Sorry!
Nada que objetar, el tirón de oreja fue por no molestar al castellano perezoso que duerme en nuestra alma de escritores. Yo, a veces, comentando fotos de puestas de sol en la página "Por las nubes" tengo la tentación de escribir skyline. Procuro no caer en ella también porque sé que tú la lees.
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