viernes, 11 de abril de 2014

Semana Santa

Tengo un gran respeto por la poesía, por eso no me prodigo en ella. Pienso que es la cima más alta de la literatura. Es el motivo de que sienta pudor de publicar alguna de las que tengo escritas desde hace tiempo y guardo en un cajón. Pero me he dado cuenta de que la que ahora presento no es poesía pura, sino una simple cancioncilla que tiene su mérito y de la que estoy orgulloso. Es posible que otro día me atreva a sacar a la luz algún verso más.

En cuanto al tema, es de lo más actual. Hubo un poeta que recriminó a sus contemporáneos que en una saeta popular pidieran inútilmente escaleras para quitar los clavos a una estatua de madera “siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar”. No fue entendido ni en su tiempo ni ahora. Se le malinterpretó. ¿Malinterpretarán también mis palabras? Me arriesgo. Aquí están, aprovechando que ya estamos inmersos en esa “fiesta” que inicia la primavera.

“¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!”
Antonio Machado

¿Por qué desfiláis
con semblantes serios
y ritmos marciales
al son de tambores
y agudas cornetas?

¿Por qué os escondéis
en túnicas largas
que ocultan la cara
y apuntan al cielo
con sus capirotes?

¿Por qué ilumináis
las telas lujosas
que visten las tallas,
labradas con arte,
de madres llorosas?

¿Por qué proferís
tan hondos lamentos
a hermosas efigies
que imitan sufrir
torturas sin cuento?

¿No habéis comprendido
que el viejo poeta
que tanto admiráis
os recriminaba
pedir escaleras?

¡Quitarle los clavos
no sirve de nada!
¡Que no sufre el leño
que fiel representa
al Dios que agoniza!

Incubáis los odios
con viva memoria
por hechos pasados
que se quedan chicos
al son de la Historia.

Hacéis religión
del sufrir divino
y nunca escucháis
a quien perdonó
a sus asesinos.

¿Qué es eso que hacéis?
¿Es idolatría
o simple inconsciencia?
¿Pero es que no habéis
comprendido nada?


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