lunes, 30 de enero de 2017

Una salida para los novelistas noveles (que aspiran a ser nobeles)

En España todo aquel que quiera ser escritor lo tiene crudo. A los poetas solo los leen los poetas y a los novelistas sus familiares y amigos. Sí, ya sé, es muy burdo lo que acabo de escribir y no del todo cierto pero por ahí van los tiros.

En otros países, aquellos escritores que son buenos y que perseveran acaban siendo reconocidos. Aquí las editoriales grandes, las que promocionan a sus autores, las que hacen ediciones decentes y ponen los libros en los centros comerciales y en los escaparates de librerías, sí que recogen los manuscritos que les envían con el objeto de valorar su publicación. Pero ninguno llega a publicarse. Ninguno. ¿Nadie merece ser publicado? En el caso de existir algún escritor que sin ser conocido llega a estas editoriales y luego llega a ser superventas es porque ha empleado algún atajo. A través del nepotismo, claro. Sé de varios de los últimos casos, pero no puedo demostrarlo.

Cuando un novel se ve frustrado al recibir la misma contestación de todas las editoriales grandes –“le agradecemos que haya contado con nosotros para la valoración de su obra, pero en estos momentos nuestros proyectos de edición se hayan completos”– prueba con las pequeñas. Las llamaré así, editoriales pequeñas, pero en realidad son editoriales que publican a escritores noveles. Su negocio se basa en aprovechar la ilusión que todo escritor tiene de publicar y sacan beneficio con una pequeñísima edición, que se paga el autor. Son muchas las fórmulas existentes, pero al final, de una manera u otra la editorial recupera su inversión con las ventas que el propio autor hace a familiares y amigos. Y eso si no le han cobrado también la maquetación, la corrección del texto, el diseño de la portada...

Y luego, lo “bonito”. Organízate por tu cuenta presentaciones, aunque no tengas dotes para hablar en público. Toca todas las puertas de librerías, instituciones y medios  de comunicación. Págate viajes, booktrailerssorry Juan–, publicidad en las redes sociales… Eso, créate páginas en todas. Emplea horas y horas en estas cuestiones y deja de escribir… Para que no te compre quien no tenga compromiso contigo.

Exploremos otra vía, los concursos. Cuando en estos no hay tongo, y en muchos lo hay –pienso en los más grandes–, entonces la competición es más como una oposición que como un examen de capacidades. Tienes que competir con centenas o miles escritores que a lo mejor no son mejores, pero sí tienen tanta calidad como tú. Aquí la suerte es la que rige, pero para que te toque la lotería entre tantas posibilidades, para asegurar la suerte, necesitas una vida de unos miles de años.

Bueno, tira del nepotismo, ¿a quién conozco yo en Planeta…?

Lo pinto tan crudo, porque acabo de encontrar un camino, una salida que cubre estas necesidades. Por casualidad me he encontrado con un proyecto llamado Valbo, que me brinda la publicación sin ningún desembolso por mi parte, para ofrecer mi obra en descarga gratuita. ¿Qué gano? Lectores. ¿Qué pierdo? Nada.

La descarga gratuita de una novela es algo que para muchos lectores tiene atractivo, sobre todo cuando el escritor no es conocido. La descargan, la leen y si no les gusta la dejan sin haber perdido nada. Si les gusta la recomiendan y siguen a ese autor y ahí está el beneficio que un escritor que no es conocido puede obtener. Tener lectores. Si logra lectores, es posible que alguna de las grandes se interese por él. Al menos tiene lectores, que pueden comprar sus futuras obras. Tiene lectores, ese es el objetivo de todo aquel que escribe.

Además conservas todos tus derechos, para negociar tu novela con cualquier editorial que se interese por ti.

Otro beneficio que te ofrecen es la impresión en papel, así aquellos que quieran hacer una presentación, colocar su libro en alguna librería o simplemente darse el gusto de ver su novela impresa, además de ofrecerla en descarga gratuita, pueden realizar esa inversión que otras editoriales les brindan desde el principio sin más opción.

Les confieso que la única duda que me surgió es preguntarme quién o qué está detrás de esto. ¿Son de fiar? Esto me retuvo, pero lo he averiguado, detrás no hay nada más, ni nada menos, que unos emprendedores, con una idea original, que están probando mercado. Y yo voy a probar con ellos. Así que anuncio una primicia: “Operación Caipiriña”, una novela que tenía en un cajón, verá la luz y será gratis.

No me guardo el secreto, lo comparto y os dejo el enlace:

3 comentarios:

  1. Este artículo merece una página más grande, y en un espacio que tenga una perspectiva más abierta (amplia).

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    1. Gracias, Javier. La verdad es que me ha salido de las tripas y no de la cabeza. Aunque mi intención era poner en valor la nueva plataforma que busca lectores a través de la descarga gratuita. La he conocido a través de la publicidad que han hecho en las redes sociales y sé que detrás hay un proyecto serio. Ya que no nos vamos a hacer millonarios con nuestras letras, al menos que sirvan para algo, porque para ser escritor no hay que escribir, sino que hay que tener lectores.

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  2. el problema es que es muy fácil escribir con ordenador. (esto se lo dijo una señora a Gabriel García Márquez cuando, de los primeros, empezó a usarlo: " así escribe cualquiera") Cuando había que escribir a máquina y corregir, y volver a escribir, era un filtro en el que solo quedaban unos pocos, Yo no hubiera tenido paciencia para escribir más allá de tres folios presentables. Alegrémonos de poder escribir corregir, guardar, revisar, imprimir y hasta de publicar por la red. El problema es que somos tantos que solo nos elegirán los amigos o conocidos. Nadie más y que estos nos recomienden, a ver si algún día llegamos a un crítico profesional de Babelia. No creo que haya muchos buceadores en las fosas abisales de la red, con prestigio para encontrar y recomendar a algunas personas. Nadie tiene tiempo de eso.
    Siempre será difícil llegar a la minoría de los elegidos Cortazar, Neruda, Landero, Millás, que es lo que pretendimos: que algún día en un instituto, un profesor de literatura pusiera nuestro texto para hacer un comentario, y un/a joven leyéndonos fuera inoculado de la misma bacteria que padecemos los letraheridos.

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